Uno va por ahí
arreglando todo,
intentando enmendar errores: hoy
no compraré la prensa, ni veré
los telediarios, cenaré muy tarde,
nada de saludar al mal decano,
daré limosna al magrebí del barrio,
con la china del todo a cien, sonrisas;
fumaré, beberé, mantendré el coche
polvoriento, y descansaré tumbado
bajo un
árbol imaginando el polvo
que mi vecina tiene cuando asoma
muy de mañana a
recoger la ropa....
Así funciona bien la vida, creo,
más limpia más serena y muy más justa.
Y
no jugaré a la
primitiva nunca;
me gastaré el
dinero que no tengo
sin entregarlo a un banco que lo guarde.
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