Ayer me enamoré, a las seis menos
veinte,
en un descuido tonto de la tarde,
confabulada con una viejísima
canción de dylan y con unos ojos
claros que me pillaron con los míos
sin protección, a lo que salga alzados;
y aquello fue un desastre, la verdad,
para mis planes de llegar a ser
un prestigioso intelectual sereno
al que no afectan esas bagatelas
y deambula entre temas metafísicos
sin reparar en tales nimiedades.
Imagino esos ojos entornados
en el momento de aceptar el beso.
El muy especial tronco del árbol del amor o de Júpiter |
qué enamoradizo el rapsoda ....hay que dejar perderse de tanto en vez
ResponderEliminarSí, este rapsoda....
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