Con la glicinia convertida en árbol,
las hojas gigantescas de la higuera,
y las redes de parras bajo el cielo,
se construirá el refugio junto al muro,
y el viejo huerto del Hospitalillo
de san José
no temerá los soles
cuando llegue el cansancio del verano
y la fatiga sea insoportable.
Hospitalillo de
san José, el teatro,
de viejos sueños disfrazada Paula,
y esa admirable conjunción de risas
que en el tiempo se apoyan todavía,
para ser, para ser como palomas
liberadas que vuelan sin destino.
Que buen ambiente. Felicidades, Pablo.
ResponderEliminarLa representación de este año morigera el pequeño caos del año anterior. Sin embargo, es una de las cosas que recuerdo con cariño. Aprendiendo y trabajando sobre Siglo de Oro como debe ser. Casi se podría decir que fuimos teatro. Y es bonito, no cabe duda.
ResponderEliminarLos profes también evolucionan y aprenden con la experiencia de otros años, y pueden variar para intentar mejorar. Yo aprendí que hay que dar más libertad a los alumnos, por ejemplo, en estos casos.
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