mirad los arces
del jardín botánico
que van trazando
con süave gesto
las verdes
redes de la luz al aire
con el dibujo
de sus hojas nuevas;
mirad qué frágilmente se despliegan,
la lentitud de su ademán que mueve
entre las ramas
el intenso aroma
con que las
jaras todo lo perfuman;
mirad su gesto de armonía y cómo
disponen nuevamente los espacios
mientras consiguen que las largas sombras
el
día alarguen perezosamente,
como si el tiempo
no pudiera entonces
más que dejar
que sucediera así.
Un verde de piedra, el peridoto. Fantasticos!
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