Cuaderno de pantalla que empezó a finales de marzo del año 2010, para hablar de poesía, y que luego se fue extendiendo a todo tipo de actividades y situaciones o bien conectadas (manuscritos, investigación, métrica, bibliotecas, archivos, autores...) o bien más alejadas (árboles, viajes, gentes...) Y finalmente, a todo, que para eso se crearon estos cuadernos.

Amigos, colegas, lectores con los que comparto el cuaderno

lunes, 28 de abril de 2014

Manuscritos, autógrafos, la cultura del ordenador y del teléfono

Cuando la editorial CALAMBUR publique los dos últimos volúmenes de la Biblioteca de Autógrafos Españoles, que se corresponden a los siglos XVIII y XIX, habremos completado una de las tareas que nos impusimos hace años en el transcurso de la catalogación de una parte del fondo manuscrito de la Biblioteca Nacional de España, la más rica quizá: la que contenía la poesía de los siglos XVI-XVII. Discernir los autógrafos era, en la travesía, casi una tarea previa y obligada, que así se completa, al menos en la parte histórica, ya que con anterioridad al siglo XVI pocos son los autógrafos que pueden encontrarse detrás de los grandes nombres –cuando los hay– de nuestra historia literaria: anonimia y concepto no formado de "literatura" nos dejaron sin ese soporte; aunque el profesor y reconocido medievalista Francisco Javier Hernández nos tiene prometida una perla al respecto, quizá mucho más valiosa por única.

La Corrala, en Madrid
Todavía contesto a mis alumnos, cuando preparan trabajos o redactan algo, que prefiero que me lo entreguen a mano y no a ordenador, aunque como es natural admito este formato, como el más usual, preciso y rápido actualmente. Y también les explico que escribir a mano entraña un quehacer distinto, más completo, en el sentido que recorre un proceso en el que no falta la actividad artesanal del escritor, que mueve la mano y dibuja su escrito. Se me suele contraarguir entonces que el proceso en ordenador mejora otras facultades, como la digitación, la rapidez, la exactitud de la imagen, etc. Es verdad: nunca diré que los dos procesos sean incompatibles; pero uno solo significa renunciar a las bondades del otro.

PAPEL MÁGICO, PARA ESCRIBIR CON AGUA Y PINCEL

EL TALLER DE ESCRITURA CHINA EN CONFUCIO (MADRID)

EL profesor Zonghui XU termina de fechar y sellar lo que escribimos
Convencido como estoy –y más aun por el trabajo histórico de reconocer autógrafos– de las bondades de la tarea artesanal en el caso de la escritura, tantas veces personal, íntima, derivada de unas circunstancias tan únicas como son las personales, estoy cuidando muy mucho las mías y las de las personas que a mi alrededor se forman. Quizá eso –entre otras cosas– explique que hoy por la mañana haya acudido al Centro Cultural La Corrala de Madrid, sede del centro de cultura china Confucio, para seguir un taller de escritura, que nos ha enseñado el profesor Zonghui Xu  倊 宗 谞.
Con cuidado, lentitud, apropiadamente fuimos trazando todos sobre el papel mágico, primero, los ocho trazos (héng, shù, piê, nà, diân , gôu, tí, zhé), es decir la raya horizontal, la línea vertical, la cola, la escoba, la tilde, el gancho, el clavo y el doblado. 
Seguimos enseguida con 
十 木 金 火 
para terminar con los compuestos
春 扌人 夏
Después de cuyos ejercicios en los que todos ensayamos nuestra escritura, elaboramos, ahora de verdad con tinta china, dos obras de arte de la caligrafía, una de las cuales se expone en la foto. Mejoraremos. La otra, en la que actué yo, es algo mejor, eh. No me imagino a la juventud universitaria –pongo por caso– empleando un par de minutos en escribir cada palabra. Los teléfonos van en dirección contraria.
A la salida visité el pequeño Museo de Arte y Tradiciones populares que allí se trasladó (estaba en la UAM). Y me encontré con don Francisco de Quevedo, vestido de gigantón, entre otros cabezudos. Lo que no sé es si con esa pinta se pasea en las fiestas del Corpus o en otras. 





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