La
dichosa crisis financiera y sus aledaños provoca una lejana reacción
beneficiosa, ¡menos mal!, que consiste sencillamente en que obliga a pensar a
la gente sobre las condiciones en las que se están produciendo los hechos.
Estupendo. Hay que remachar el proceso y pedir a la gente que lo lleve hasta el
final, sin temor, para que se pueda explicar lo que está ocurriendo, sin que
vengan los listillos de turno (no hay que preocuparse, se trata de “humanos”
también) a cerrarnos el camino porque “no entendemos”. Claro que entendemos,
nada que no entienda un político de esta españita mediocre o un consejero de
banco resulta tan refinadamente complicado que nosotros no lo podamos entender,
desde luego (axioma 1).
Nos
arruinamos porque tenemos una deuda muy grande y hemos de pedir dinero para
pagar esa deuda; quienes nos lo prestan lo hacen a un interés cada vez más
alto, de modo que nos mantendrán arruinados siempre: nuestro trabajo, nuestros
bienes, todo irá a parar a pagar los intereses.
Ahora
bien:
1)
¿Quién pidió tanto dinero a cuenta y ahora lo debe?
2)
¿Dónde y cómo estamos pidiendo el dinero para pagar esa deuda?
3)
¿Quién o quiénes nos están reclamando intereses desorbitados para dejarnos el
dinero con qué pagar?
4)
¿No hay otro modo de enfrentarse a ese proceso tan simple? Simple en el sentido
de que una economía doméstica o familiar lo entiende.
Cualquiera
de esas cuatro preguntas tienen respuestas fáciles de contestar y un montoncito
de consecuencias sencillas de comprender. Mi blog no es un tratado de economía
y no lo voy a hacer sistemáticamente, pero sí que voy a iluminar dos cuevas
oscuras sobre las que nadie insiste demasiado.
La
primera: ningún obrero, administrativo, médico de la seguridad social, enfermera,
maestro, bombero, policía, empleado de banca, minero, etc. ha vivido “por
encima de sus posibilidades”, más bien han vivido todos apretándose el cinturón
y dándose alguna alegría ligera muy de vez en cuando y a comienzos de mes. La
deuda proviene de los tiburones que ocuparon y ocupan los altos cargos de
empresas, administración, política, bancos, etc. Y ellos son los que deberían
mañana por la mañana entregar las dos terceras
partes de sus bienes o rebajarse el sueldo a no más de 2500 euros al mes (y en su caso es
mucho).
La
segunda: ¿pero quién es ese ser anónimo que compra deuda española? ¿Serán los
maestros, policías, bomberos, profesores de secundaria, mineros, dependientes,
etc. a los que se aludía supra? ¿Con sus mil doscientos euros al mes? No:
resulta que compran deuda los bancos, instituciones, corporaciones, organismos
de inversión, poseedores de rentas y capital, etc. Es decir: los mismos que nos
arruinaron “viviendo por encima de sus posibilidades”. Particularmente la
compran también esas gentes e instituciones europeas (alemanas, austriacas,
filandesas, españolas, francesas....) que así consiguen financiarse (tener
dinero) que les produzca nuevas y nuevas ganancias: nuestros maravillosos
compatriotas europeos.
En
una entrevista reciente a Radio Nacional el nuevo director de CaixaNova (o como
se llame ahora) explicaba, entre otras sandeces, que él no podía ganar más que
300.000 euros al año, porque el gobierno había “rebajado” a ese techo sueldos
en bancos intervenidos. Y lo confesaba paladinamente, con voz compungida. Es
decir, ganaba mil euros diarios, en un país de cinco millones de parados y en
donde no sé cuantos millones más ganan mil euros al mes. Ganaba cada día lo que
mucha gente en un mes.
Si
se toma el sueldo –y adornos– de un senador, de un magistrado del supremo, de
un consejero de empresa pública, etc. viene a ocurrir lo mismo. Con tres
senadores no cerraríamos ninguna mina; y con la prima de cuatro banqueros se
mantienen dos hospitales abiertos.
Es
importante que cada españolito, de los que sufren las mentiras una detrás de
otra, lleve su razonamiento hasta el final. ¿Por qué estamos arruinados? ¿Quién
hizo qué? ¿Quién compra la deuda, exactamente quién? ¿Quién se beneficia de esa
pertenencia penosa al euro que ha embargado nuestro trabajo, nuestra vida?
Ninguna
persona por lista y trabajadora que sea debería estar a 300.000 euros de
distancia de otras: no existe, por mucho que lo intentemos justificar, ningún
tipo de diferencia entre personas que justifique esa distancia.
¿Alguien
en serio, de verdad, razonada y tranquilamente ha empezado a trabajar en una
solución que signifique el irse poco a poco y a hurtadillas del lugar
corrompido donde la banca y los poseedores de capital hacen y deshacen? Lo voy
a decir con el verbo apropiado: “detentan” la capacidad de controlar, regir,
gobernar, etc.
Tendríamos
que irnos, primero a la inglesa. Luego, a ya veremos. Para cinco millones de
españolas, estupendo. Para otros diez más (los mileuristas), mejor. Para los
que mantienen poder, dinero y decisión....
Por fin veo bien usado el verbo "detentar". Quizás pueda ilustrarnos acerca de cómo los "detentadores" están cambiando el significado de tantas cosas...
ResponderEliminarUn blog interesante el suyo. Lo seguiré.
Saludos.
Bravo, Pablo.
ResponderEliminarGracias por vuestros comentarios.
ResponderEliminarHaces bien en escribir de vez en cuando sobre economía porque es lo que está en la mente de todos los españolitos.
ResponderEliminarAbro tu blog e intento leer los poemas y los distintos artículos reseñas literarias...etc, como vengo haciendo desde hace algún tiempo, pero no puedo porque mi cabeza está demasiado ocupada en cómo cuadrar las cuentas para llegar a fin de mes.
Hablar de economía conecta el blog a la realidad que estamos viviendo. GRACIAS.