Hemos
vuelto a perder varias estrellas
esta
noche de junio perfumada,
las
varas del romero en el jardín
y
el heliotropo azul en la ventana;
no
he sentido la seda de tu piel
rozando
la blancura de las sábanas
ni
he sentido el mordisco de tus labios
ni
me has besado el beso que te daba
susurrarte
no pude tras la nuca
que
se abriera tu cuerpo y te entregaras
ascender
hasta el fondo de tus ojos
y
sentir el temblor en tu mirada
hemos
vuelto a perder noche de estrellas
una
noche de junio perfumada
Una opinión: Estupendas la primera y la última estrofa, cuando se toca lo metafísico a través de los sentidos, para ensoñaciones ... lástima que las otras dos se vayan del tema y sean más terrenales.
ResponderEliminarEste rapsoda suele, en efecto, mezclar lo divino con lo humano, y bien que le comprendo, porque parece ser que así se produce en su condición humana; bien sé, de todos modos, anónimo, que hay quienes prefieren la pureza de los campos, la delimitación de las experiencias, etc. Y otros que se van claramente a lo sensible o se sumen en lo espiritual, con todo grado de componendas, según personas, educación, circunstancias.... ¿Y no será esta dispersión de actitudes un nuevo signo de la conjunción de todo en el trance vital?
ResponderEliminarGracias por los comentarios, anónimo.
Conjunción en la piel del sueño, alef del mundo perdido, materia y carne, sensualidad y alma, dos caras una misma moneda. Hermoso poema.
ResponderEliminar