Recupero, pulo, engavillo y ofrezco los dos sonetos sobre la lectura y el libro, que terminarán mi homenaje a Jaime Moll, que anda terminándose, según mis noticias:
I
Si en los ojos solo hay manchas,
borrones,
la magia del lector, ¿de qué
manera?;
¿cómo llega a barrancos tan
profundos
el abstracto dibujo de las letras?
La quietud que nos pide la lectura
recoge el universo y con él
juega.
Flechas son las palabras escondidas
son las páginas alas que nos llevan
en silencio al rincón donde se
guarda
lo que ves, lo que piensas, lo que
sueñas;
mirada que te lleva hacia ti mismo
y te empuja hacia el tiempo que se
sueña.
Todo está allí donde miramos,
todo.
Vida y páginas por igual abiertas.
II
Pasar
serenamente al otro lado,
ahondar
en el cauce como el río,
repetir
la canción que se ha cantado,
que
en su voz se mantenga nuestro olvido,
esperar
que al volver de cada esquina
se
repita lo que nunca hemos sido
y
amarlo una vez más intensamente
como
si no estuviera ya perdido;
quedarse
a ser un rato con los otros
cuando
ya todos sin ti se hayan ido
aceptando
que así es como se pasa
entre
voces y versos, entre libros.
Palabras y renglones silenciosos.
Huellas
son que nos cuentan lo vivido.
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