Cuaderno de pantalla que empezó a finales de marzo del año 2010, para hablar de poesía, y que luego se fue extendiendo a todo tipo de actividades y situaciones o bien conectadas (manuscritos, investigación, métrica, bibliotecas, archivos, autores...) o bien más alejadas (árboles, viajes, gentes...) Y finalmente, a todo, que para eso se crearon estos cuadernos.

Amigos, colegas, lectores con los que comparto el cuaderno

domingo, 6 de noviembre de 2016

CHOMSKY EN BARCELONA Y OTRAS MATERIAS


Que se anuncie una conferencia de Chomsky en las farolas de las calles redime a esta ciudad del festín triunfal de Bisbal y otras hierbas. Aunque luego, en el Periódico los reportajes vuelvan a desequilibrarse y se conceda más espacio a la culebra de los cantantes que a la entrevista de Noam Chomsky, a quien se le pregunta sobre la eminencia de las elecciones en Estados Unidos, y contesta con sensatez –su voz siempre lo fue– y temor. La conferencia –a la que no pude asistir– fue sobre los movimientos de emigrantes.


Barcelona aun mantiene el equilibrio de ciudad cosmopolita, abierta en ciertos sectores, con el atractivo de la imaginación y el buen hacer. Y con un mar que añade un ribete muy especial a la ciudad. Luego, hurgando en los lugares que sé o que conozco de otras latitudes.... pues veo que subsisten los mismos problemas.

En algún aspecto me ha escamado la diferencia. Hoy por ejemplo he constatado la permanencia de bolsas y estratos lingüísticos en donde no aparece el castellano y quizá tampoco el catalán: orientales que llevan más de dos años viviendo en Barcelona y apenas saben decir "hola" o "adiós"; bolsas de ¿nórdicos? que no tienen ni idea de lo que es la lengua española.... o catalana. El uso dominante y universal es el inglés, desde luego, pero con la invasión ocasional de otras lenguas (francés, alemán, chino, etc.) Como si la ciudad alcanzara ciertos estratos de internacionalización que derivan de sus escuelas especializadas de comercio, arquitectura, diseño.... No valoro nada, solo lo constato.


Cambia todo ligeramente si se pierde uno por los bares de la Barceloneta, en los barrios, quizá incluso en las plazoletas de Gracia, con cierto aire de barrio familiar. Allí se oye el catalán frecuentemente, y de vez en cuando.... el andaluz.


En todo caso, una vez más, qué experiencia gozosa sumergirse en Barcelona, embobarse con sus fachadas, disfrutar de tascas y comidas, sentir el peso de la ciudad y sus gentes mientras aquí se vive, aunque sea de paso. 


El viajero, por supuesto, dada su condición de persona definitivamente pedante, ha vuelto a visitar sus lugares, ha comprado libros de poesía catalana en Leia, ha visitado museos, ha hecho el recorrido artístico de sus calles preferidas, se ha sentado delante de la iglesia de San Francisco de Sales en el Paseo de San Juan y hasta ha pasado por el Archivo de la Corona de Aragón. Mañana, último día, iré al Instituto del Teatro, un centro de referencia universal para el interesado por estas cuestiones.
Todo carísimo, por cierto.
Barcelona.












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