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Cartel y mural de la exposicion temporal "Realistas de Madrid", Museo Thyssen (Madrid) |
Al menos en Madrid, uno se puede dar un paseo cada día para ver lo que crearon los afortunados que supieron realizar los deseos de su imaginación o de su pensamiento.... uno puede sumirse cada vez más tiempo en las galerías, los museos, los lugares de culto, y dejar que cuadros, fotos, pinturas, edificios, música, etc. se vayan apoderando de su vida. No sé si es bueno, pero al final la sensación es la de haberse subido a una nube en donde todo termina por causar algún tipo de emoción. La emoción del arte, no la de la verdad, aunque existen secretas y continuas conexiones que van de lo uno a lo otro, que enriquecen la vida y que justifican el arte como uno de los motivos del conocimiento, porque al fin y al cabo eso es también conocimiento; y como un rasgo consciente y creador de la condición humana.
Hoy por la mañana he ejercitado esa relación, conscientemente: escuchando y viendo al colegio infantil que visitaba el museo Tyssen en Madrid, siguiendo durante un corto tiempo las paradas de la dama china, buscando las tres lunas que necesitaba para ilustrar la que estos días nos desasosiega, ejemplificando cuellos de lechuguilla y golillas, para explicárselo a alguien al que le interesó, etc.
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Rubens, Retrato de una joven con rosario (1909-1910) |
La mañana se ha perdido, el deber y la tarea dio paso al sosiego y el placer de la contemplación; me detuve en los cuadros que siempre me conmovían, el adolescente pintado por Rafael, la playa de Saint Malo, la cabeza esbozada de Modigliani, que miraba a otra a su lado mucho más adusta de Picasso.... Tiempo en profundidad, para saber, conocer y sentir. Porque eso también es el arte. Las salas de los impresionistas estaban llenas de hablantes franceses; al lado o cerca, la de pintores norteamericanos, con dos grupos de habla inglesa; y así sucesivamente, que tienen estas cosas sus circunstancias, es decir y una vez más, se enredan con quisicosas de la vida.
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Modigliani, "Cabeza de mujer" (1915) |
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Picasso, Estudio para cabeza (1907) |
Casi no dejé tiempo para visitar la exposición temporal de los realistas madrileños, que a eso en principio había ido, y que allí fue donde terminé. Buscaba una vez más hurgar en los años en los que desperté a parcelas del arte y en los que me inicié, de mano de la literatura, a una situación semejante, de manos de la emoción, todavía sin saber reflexionar lo que ocurría, lo que me ocurría.
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