Como un lagarto al sol, entre gaviotas.
Los raperos, en tanto, hacen gimnasia.
Una china mayor que da masajes.
Se despereza el sol sobre la playa.
De vez en cuando algún turista viene
escondido detrás de muchas gafas.
Sin darnos cuenta descendemos más,
hasta no ser apenas casi nada.
Un lugar donde el mar busca su música,
los azules en paz de la mañana,
el fruncido del viento en la gaviota,
el tiempo de los sueños, que remansa....
Así ha de ser el viaje que nos resta,
un modo de descenso hacia la nada.
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