para morir habrá que llegar vivo
al lugar donde muere todo el mundo
apaciguar la pena el desencanto
marchar con los demás no saber mucho
intentar no pensar tanto las cosas
guardar en el magín solo lo justo
aceptar que se pierdan de camino
risas y amigos... quedarán algunos
versos sencillos testimonio humilde
del esfuerzo que hicimos muchas veces
para llegar a resolver alguno
de los misterios y nombrarlo solo
nombrarlo señalarlo con palabras
y abandonarlo en su rincón oscuro
No parece “barata” esta filosofía, va llegando a sabia, casi parece que a su pesar. Escribí aquí, con su permiso, que soltar lastre le hace bien; el poema pudiera ser un comienzo (“no pensar tanto las cosas”). Sobre un comentario anterior de reinos y murallas, vea que no sufre enfermedad rara, que la vida es un ciclo que comenzó hace mucho, que no debe preocuparse tanto ni sentirse herido, que la tranquilidad no es media vida, es la felicidad entera ... pero hay que aprender, aún, mucho.
ResponderEliminarA las puertas de las murallas, una nueva familia.
Los arboles están viejos y muy lánguidos los sauces.
Estos que de nuevo vienen, cómo la gobernarán?
Es vana la tristeza del anterior señor de Meng.
Wang Wei (699 d. C.)
Su poema, por supuesto, tenía que ser de ¿su libro? China ..., por eso, le envío este poema que me lo recuerda,
I had so long been troubled by oficial hat and robe
That I am glad to be an exile here in this wild southland.
I am a neighbour now of planters and reapers.
I am a guest of the mountains and woods.
I plough in the morning, turning dewy grasses,
And at evening tie my fisher-boat, breaking the quiet stream.
Back and forth I go, scarcely meeting anyone,
And sing a long poem and gaze at the blue sky.
Liu Zongyuan – Dwelling by a stream (Dinastía Tang, 773-819)