Guangzhou, Cantón, fue el primer lugar importante que conocieron los europeos cuando se dieron cuenta de que allí existía La China, un inmenso territorio al que difícilmente se podía llegar. Desde el puente isleño de Macao lo intentaron precariamente los portugueses.
Hoy es una inmensa urbe, de más de veinte millones de habitantes, que fagocita todos los alrededores, con varias ciudades del tamaño de Madrid, y en expansión, lo cual se nota sencillamente al andar por la calle o desplazarse por la ciudad.
La parte nueva de la ciudad, bueno, una de ellas, es sencillamente impresionante. por la cantidad de urbanizaciones, edificios, etc. modernos. Todo el corazón nuevo se jalona de rascacielos y culmina culturalmente en un Museo y la gran biblioteca.
El llamado Parque central es un conjunto urbanístico de edificaciones, porches, caminos y edificios.... en su mayoría comerciales, tipo grandes almacenes o galerías en las que han hecho asientos todas las multinacionales del mundo –entre ellas, Zara. Pasear por fuera o por dentro, ascender o descender, descansar por allí es una experiencia muy especial, pues uno se da un baño en lo que puede ser la ciudad del futuro.
Y si uno sale fuera.... dominan las torres o rascacielos, muchas de más de 100 pisos, casi marean. En su centro, cerca del río Perla, se encuentra el Museo de Cantón y la gran biblioteca, que serán motivo de otra entrada.
Creo que es una de las ciudades más llamativas –por moderna y por el contraste entre modernidad y antigüedad–, más curiosas del mundo. Al menos a mí me lo ha parecido, incluso más que Shanghai, en donde estuve hace un par de meses.
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