Cuaderno de pantalla que empezó a finales de marzo del año 2010, para hablar de poesía, y que luego se fue extendiendo a todo tipo de actividades y situaciones o bien conectadas (manuscritos, investigación, métrica, bibliotecas, archivos, autores...) o bien más alejadas (árboles, viajes, gentes...) Y finalmente, a todo, que para eso se crearon estos cuadernos.

Amigos, colegas, lectores con los que comparto el cuaderno

jueves, 14 de noviembre de 2019

El Cristo de Quevedo


José Luis (Fundación Francisco de Quevedo) me envía un juego de estupendas fotografías que documentan el Cristo de Quevedo. Así lo llamo porque aparece entre sus papeles y en su testamento, como la venera de Santiago, el sudario de Santa Teresa, la silla de la Iglesia de la Torre y algunos más. No me extiendo ahora sobre todo ello, porque lo publiqué junto al insigne quevedista James O. Crosby en Quevedo y su familia en setecientos documentos notariales (1567-1724), Madrid: Edad de Oro (Universidad Autónoma), 1992, antes que después de 18 años el llamado departamento de Filología se hiciera con revista y seminario para convertirlo en anodina incidencia académica. 
Y luego lo amplié y trabó mi biografía sobre Quevedo.
Como he dicho en alguna ocasión, se sabe en donde para la silla, quién posee la venera, y por donde se han dispersado o reunido papeles, documentos y herencia de Quevedo. Disperso anda casi todo en este blog.


La foto primera reproduce cómo se conservó el Cristo y cómo se llevó de un a otro lado, sin la cruz redonda y probablemente sin los clavos, como más fácil de manejar, transportar y esconder. Las restantes, muestran detalles de ese Cristo, relativamente pequeño; pero muy barroco, muy jesuítico, con el sufrimiento de su sacrificio. Nótese el clavo único para los pies; el gesto de dolor de un Cristo vivo y agonizante, la sangre, las espinas, etc.




Como otros muchos objetos, lo tienen sus descendientes; al menos en el caso de la venera de Santiago –con pedrería incrustada– han tanteado su venta. Supongo que ocurrirá lo mismo con este Cristo, que el escritor mantenía entre sus pertenencias, hasta el punto de que se enumera como objeto valioso en la herencia.

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