Solo se abre los fines de semana, probablemente porque lo consideran una joya que hay que cuidar y se puede estropear más fácilmente que el resto del Retiro. Mantiene, además, varios edificios y una fauna peculiar –la de los pavos reales– que conviene preservar. En el edificio central y en sus jardines recuerdo que el alcalde Tierno Galván nos ofreció una "recepción" a los integrantes de Edad de Oro, el seminario que organicé y celebré durante dieciocho años en la Universidad Autónoma de Madrid, y que luego –como casi todo– fue saqueado y degradado, hasta hacerlo desaparecer.
Los jardines resultan algo remilgados frente al aire más espontáneo del Retiro, pero tiene el encanto de algunos de sus rincones, de las edificaciones en ladrillo, los parterres, las fuentes.... y no mantienen un jardín muy especial –la flor y planta más abundante probablemente sea la hortensia–, excepto en algunos pocos casos, por ejemplo, allí se localiza uno de los pocos alerces del Retiro. Es un árbol de montaña, y es raro verlo allí. Hay hermosos ejemplare de pinos, castaños, álamos.... y sobre todo uno de los llamados "árboles singulares de la comunidad de Madrid", un árce plateado centenario, que nos da su imagen a poco de entrar. Mantiene una planta impresionante y ramifica todo un paraje de aquella zona.
Las plazoletas, con fuente en medio, y algunos de sus rincones más coquetos andan en obras, como medio Madrid, arreglándose. para ofrecer su mejor cara, que siempre –en este caso– resultó limpia, agradable, tranquila.
El paseante ha recorrido el parque hoy, buscando lo que este nuevo veranillo está haciendo en el Retiro, particularmente en la Rosalea, otra vez florecida, y en el dorado de un otoño que, al recibir el sol, enciende todo el parque de dorados y amarillos.
¡qué preciosa página, delicada, el color!, un consuelo para los avatares de esta vida. Gracias.
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