Plaza del dos de Mayo, café Pepe Botella,
que tiene
tradición para nuestros haceres;
desde el
amanecer no ha parado la lluvia
que ha vaciado
las calles; el corazón no arranca.
Solitario el
café, donde suena una música
de tangos a
guitarra algo triste y absurda.
He cogido el
cuaderno para dejar en versos
la extraña
sensación de la plaza desierta.
La cita se
retrasa y los alejandrinos
fluyen sin
mucha gracia, todavía dormidos,
aguardando que
ocurra el milagro del sol.
Para pensar será
tanto día de lluvia
gris y destartalado;
no llegará mi cita;
y sigue el
corazón sin arrancar, vacío.
Le has puesto las pilas? Ay cómo anda tu memoria, Pablo!
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Bicos.