Cuaderno de pantalla que empezó a finales de marzo del año 2010, para hablar de poesía, y que luego se fue extendiendo a todo tipo de actividades y situaciones o bien conectadas (manuscritos, investigación, métrica, bibliotecas, archivos, autores...) o bien más alejadas (árboles, viajes, gentes...) Y finalmente, a todo, que para eso se crearon estos cuadernos.

Amigos, colegas, lectores con los que comparto el cuaderno

viernes, 28 de mayo de 2010

Miguel Hernández. Homenaje, recordatorio y profanación

Cada cien años hacemos memoria colectiva. La del 2010, que también hubiera sido la de Francisco Pino, por referirme a poetas, nos lleva a ese volcán poético entristecido y derrocado que fue Miguel Hernández. Creo que nunca se ha dejado de leer, porque tenía, cuando quería, voz de pueblo y a ella descendía con frecuencia, por ejemplo en su cancionero de la cárcel, que vino a llamarse "Cancionero y romancero de ausencias". Lo editamos, poniendo mucho cuidado (a partir del autógrafo), Pablo Moíño y yo hace poco en una colección peculiar, la del Ayuntamiento de Madrid, por encargo de Claudio Guillén. El día de su presentación, los conocedores de la obra de MH dijeron  públicamente que era "la mejor" edición de este hermoso libro póstumo. Había cambios textuales, pequeños, pero los había, acompañando un estudio (Animal del mediodía) en volumen aparte, con ilustraciones de José María Sicília. En ambas cosas, pero sobre todo en la edición, Moíño había puesto su inteligencia y sensibilidad. Ustedes no saben quién es Moíño, cuya biografía llevo escribiendo desde hace unos diez años, y todavía no me ha consentido que publique ni fragmentos de su paso entre nosotros ni retazos, que a veces le robaba, de su obra literaria. Ello dirá.


En el entretanto, hojeo las novedades, exposiciones, reposiciones... de la obra de MH; y veo, por ejemplo, en la voluminosa y carísima edición de la Obra Completa que reedita Alianza, que la edición que les comentaba ni se cita. Vaya por dios. Y ponemos este dios con minúscula, como suelo, para que no trascienda demasiado. Aunque da cierta pena que el trabajo se pierda y el rigor y el conocimiento no sirva para mucho.


Como quiero quitar hierro al asunto, ahora que empieza la Feria del Libro de Madrid, que entrará mañana, junto a la poesía de María Victoria Atencia (sí, estamos todos de acuerdo, es excelente) en este cuaderno de pantalla, vamos a profanar uno de los libros retóricos de MH, que después de Perito en Lunas no supo desprenderse del todo de sus modelos barrocos en El rayo que no cesa, uno de cuyos sonetos más conocidos va en versión apropiada a los tiempos que corren, en homenaje a esas gentes con las que MH convivió y para las que escribió. La profanación va más abajo, terminando; ahora vamos a compensar anunciando que en el número 1 de la revista Manuscrtcao, de inminente aparición, se publican dos autógrafos inéditos de Miguel Hernández, en trabajos de Víctor Sierra y Javier Maldonado, respectivamente.
Parece increíble, pero la edición de El rayo que no cesa me la dio a conocer, a escondidas, en la vieja facultad de letras de la complu, cuando ya estaba terminando la licenciatura, Balín, recitando con voz secreta en un rinconcillo: "Por una senda van los hortelanos  / que es la sagrada hora del regreso / con la sangre injuriada con el peso / de inviernos, primaveras y veranos; // vienen de los esfuerzos sobrehumanos / y van a la canción y van al beso..." Fue emocionante. Me prestó la edición de Austral, forrada, para que no se viera que era poesía subversiva. También estoy escribiendo la biografía de Balín, que tiene, entre otras características, muchas más ex- que yo. Bueno. Cerramos. Ya hablaremos.



       EL BANCO QUE NO CESA

          Urgido por la letra, casi bruno,
          porque la letra viene y ametralla,
          donde yo no me hallo no se halla
          hombre más arruinado que ninguno.

          Sobre la letra peno solo y uno
          letra es mi paz y letra mi batalla
          perro que ni me deja ni se calla
          al comienzo de mes siempre oportuno.

          Letras y bancos llevo por corona,
          letras y bancos siembran sus leopardos
          y no me dejan en paz mes alguno.

          No podrá con las letras mi persona
          rodeado de deudas y de dardos,
          cuanto más se me presta más consumo.

4 comentarios:

  1. Para compensar el disgusto de letras y deudas,
    "Afuera era de noche
    y los astros precisos seguían
    ignotos caminos en curvas de oro
    y las cosas vueltas fugitivas
    me llevaban a rincones secretos
    para hablarme de jardines abiertos de par en par
    y del sentido de la vida;
    pero a mí me dolía la última sonrisa

    de tierna mujer echada entre las flores." (Salvatore Quasimodo)

    ResponderEliminar
  2. Se me había olvidado - tantos años en la USA - que deuda se puede llamar 'letra', que bonito.

    Atencia pasó por Boston un día...

    http://chiquitin52.blogspot.com/2008/03/maria-victoria-atencia-en-boston.html

    ResponderEliminar
  3. ¿De qué Javier Maldonado hablas, Pablo? Conozco a uno, del Puerto de Santa María, un andaluz discreto y sabio. Pero no será éste, seguramente.
    Hace mucho que no sé nada de María Victoria Atencia. Siglos desde que hablamos en la radio, y ella enamoró a los que escuchaban. Habrá que leerla.

    ResponderEliminar
  4. Javi Maldonado procede de Granada, en cuya universidad se doctoró con una tesis sobre Literatura contemporánea que le dirigió Juan Carlos Rodríguez; ha estado, que yo sepa, un curso en Stony Brook y luego ha venido a mi grupo con una beca postdoctoral. Es serio, competente, trabajador. Publica sus cosas. Se ha integrado muy bien en mi equipo de investigadores.
    No conozco personalmente a María V. Atencia, que siempre ha ocupado una página en mis programas de poesía española actual.

    ResponderEliminar