meditaba Satie con sus silencios
si callaba el pïano o si armonía
si era mejor romanticismo puro
o si vagar por la melancolía
y esto en la primavera rigurosa
en el quince subiendo la Gran Vía
con los ojos clavados en un pecho
que a veces de su blusa se salía
y este intelectüal venido a menos
entre música invierno y celosía
buscaba a duras penas argumentos
para esta vez no ser como quería
“–¿le gusta Satie dama de la blusa?
le ofrezco compartir su compañía”
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