Ese es el sugestivo título de la exposición de Beatriz González (Colombia, 1938) en el Palacio de Velázquez del Retiro. Ahí es nada, contar en una exposición, mayoritariamente de pintura y diseño, lo que la historia no ha podido contar. Me apresuro a decir que esa sensación no se logra con el espectador inocente, aunque deduzco que si podría lograrse con el Colombiano (¿o hispanoamericano de muchos países?) que conecta cuadros, muebles, murales, etc. con lo que no le han dicho los historiadores oficiales.
Hay varias cosas que llaman la atención al espectador, desde luego las más llamativas son las de haber utilizado motivos, cuadros, escenas, etc. clásicos para recomponerlos (Manet, Goya, retratistas... hasta hay una Gioconda en un paragüero); también se generaliza la descomposición de las personas, como siluetas, sombras, bultos, a los que les faltan numerosos rasgos, particularmente cuando se trata de traer a representación personalidades; en fin, cierto malestar proviene del rosario de escenas violentas o sangrientas u opresivas que se reflejan en muchos títulos "Asesinada mujer en hospedaje positivo" (la que abre este post) y que normalmente andan mezcladas con motivos de los "medios", es decir, de la prensa, televisión, radio, etc. Es curioso ese papel determinante de la prensa, precisamente cuando en España la vieja prensa sigue jugando a la mentira y la distorsión (como RTV, muchos programas de la catalana, como en general de otras televisiones regionales que dependen del político de turno) en tanto que está renaciendo una nueva prensa –sobre todo digital– que es la que lleva la voz cantante.
Demasiadas escenas de desolación, no querer ver, aislamiento, soledad..... con culpables lejanos o encumbrados, en los que apenas se ve sus gafas y un enorme bulto que ocupa mucho espacio. Parece que así BG cuenta cosas que la historia "oficial" no podía contar.
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