Cuaderno de pantalla que empezó a finales de marzo del año 2010, para hablar de poesía, y que luego se fue extendiendo a todo tipo de actividades y situaciones o bien conectadas (manuscritos, investigación, métrica, bibliotecas, archivos, autores...) o bien más alejadas (árboles, viajes, gentes...) Y finalmente, a todo, que para eso se crearon estos cuadernos.

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miércoles, 11 de octubre de 2017

Zuloaga

La fundación Mapfre acaba de inaugurar una exposición sobre la etapa parisina de Zuloaga (es decir entre 1889 y 1914). Recuerdo haber visto cuadros suyos un poco por todos lados: en el Museo de Salamanca, en San Sebastián, el Orsay, en muchas museos provinciales franceses o españoles.... y haberme encontrado siempre con su enorme cuadro en donde M. Barrés sabe dios qué le dice a Toledo, cuadro que por cierto se encuentra en esta exposición (precisamente del Orsay), en la que, además de una excelente muestra de lo que entonces pintó el eibarense, se conecta con el mundo cultural –deslumbrante–. Le acompañan en la muestra Paul Sérusier, M. Denis, Émile E. Bernard.... entre líneas andan Proust, Albéniz, Falla, Rodin –al que le unió profunda amistad–, etc. La cabeza de Mahler (que se expone) fue un regalo de Rodín, bueno, un intercambio.


Es curiosa esta muestra. La exposiciçon ha evitado, con ese apartamiento cronológico, hablar del otro Zuloaga, más silenciado, el que retrató a Franco y su familia, así como a personajes del régimen. Un Franco guapetón y triunfante, por cierto. Pero al mismo tiempo ha tenido que dejar fuera a la galería de personajes, a pesar de la celebridad de sus retratos a Unamuno, Valle Inclán, Ortega, Marañón y, sobre todo, los dos impresionantes de Falla, uno de los cuales hace bien poco se expuso en Madrid-Centro, por cierto, con otra serie de pinturas y dibujos castizos. 



Esa faceta sí que está presente en la exposición, representada por toreros, gentes de pueblo, escenas de labradores, mujeres de negro, abanico y peineta, enanos, perros y caballos.... en la mejor tradición de Goya, a veces de Velázquez o de Zurbarán, algunas de cuyas pinturas llegó a poseer, como otras del Greco.
Curioso caso, decía, de francófilo educado en el París de la Bohemia, en donde pinta a la condesa Mathieu de Noalles (1913, se conserva en el Municipal de Bilbao), mientras Stravinski rompe los esquemas musicales o Picasso los figurativos....., sin que parezca haberle inmutado demasiado (volverá a algún lugar más castizo y terminará por asentarse en Éíbar, en donde morirá, en 1945). ¿Qué habría pensado del Guernica?


Se trata de uno de estos españoles cruzados, con vetas de todos los colores, que tanto han abundado en nuestra historia. Enloquecido por su formación y trasiego, por su anhelo quizá de enraizar en lo que mejor entendía: dibujar y pintar.
La vida de Zuloaga –y su obra artística– merece un paseo y una larga reflexión.



[Algún detalle de la exposición, en cuyos textos explicativos sobran los muchos "temáticas" en función nominal; las flores de la condesa no son "de te", más sencillamente, son camelias;  el reflejo de las luces acribilla al paseante, que ha de ir buscando el ángulo desde donde se pueda ver mejor todo; faltan algunas postales, para los que no tenemos dineros, ya que el catálogo cuesta unos 42 euros); etc.]

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