Tres cosas en el Museo de Arte Contemporáneo de Oporto: la exposición de la etiope-americana Julie Mehretu; el propio Museo creado por Alvaro Siza; el jardín del Museo, que ha de ser mucho más viejo, pues muchos de sus árboles son centenarios.
En un espacio luminoso, de amplias salas el arquitecto Alvaro Siza diseño su edificio para que el paseante admirara tanto el lugar como lo que allí se pudiera exponer (ahora, sobre todo, la exposición de J. Mehrefu) como los jardines que lo rodean, con su avenida de gigantescos liquidámbares, que habrá que venir a visitar en otoño. Ya daré a conocder el jaredín, que me ha resarcido del estado lamentable del Jardín Botánico, en definitiva la antigua casa de una poetisa portuguesa.
JM es una artista etiope (1970), de formación norteamericana, cuyos cuadros y murales –pues lo son– parecen haberse creado para que Alvaro Siza creara el espacio adecuado: blanco, con luces blancas indirectas, con grandes ventanales sobre el jardín, todo él de líneas rectas (excepto las barandillas del salón de actos) y todo él generosamente abierto (excepto alguna escalera). No solo impresiona acceder a las salas, también a la biblioteca (por cierto, con una pared curvada), incluso a los cuartos de baño, con su simbología masculino/femenino que alcanza el mínimo de figuración.
Los cuadros de JM, los más llamativos, esconde espacios urbanos difusos sobre los que se amontona una figuración abstracta, mucho más armónica que todo lo que se oculta, en la que es posible, a pesar de todo, sentir la tortuosidad de la historia moderna.
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