Entre las muchas entradas de este blog, al menos medio centenar se dedican a la Métrica, en un proceso de renovación y actualización de una Métrica, publicada al alimón con dos de mis antiguos colaboradores en la BNE. Los lugares más discutibles de esa Métrica han aparecido, por lo demás, en varios lugares, por ejemplo aun recuerdo una comunicación sobre el verso libre en el congreso de la AIH de Nueva York, o sobre los alejandrinos en la AIH de Buenos Aires.... en esos casos, como en otros, la redacción final se publicaba, sea en este mismo blog, sea en revistas especializadas (como VOZ Y LETRA o RHYTHMICA), sea a modo de reseñas (como las de la RFE), etc. Suele ser buena costumbre familiarizarse con lo que se está trabajando en un campo de investigación o estudio. Es un modo de proceder que permite avanzar y no discutir demasiado lo que ya se discutió, o se resolvió. Si alguien se va a historiar lo que ocurre con los alejandrinos –es un verbo y gracia– tendrá que conocer lo que yo llamo "la batalla de los alejandrinos", que alcanzó el fragor de los años finales del s. XIX y comienzos del s. XX, y que explica, por ejemplo, un par de variantes de la poesía de Antonio Machado, quien difícilmente pudo escribir lo que la leyenda dice que fue su último verso ("Estos días alegras y este sol de la infancia"). De modo y manera que el filólogo, pertrechado de las nuevas herramientas y conocimientos de la investigación, por ejemplo situando perspectivas distintas (métrica teórica, acústica, fonológica, de ejecución oral, preceptiva, etc.) pueda progresar en el avance de du análisis y, por tanto, de su conocimiento.
La Métrica recién aparecida, que supera en más de doscientas páginas el millar, cubre un inmenso campo histórico, en el que incluso se han rebuscado rincones y se ha buscado aplicar el módulo Métrica a todo lo que asomó por escrito o de lo que se tuvo noticia; y además está editada o controlada por uno de los filólogos más reputados, un medievalista competente, realmente extraordinario, Fernando Gómez Redondo, al que acompaña un puñado de investigadores envidiables.
En este párrafo final aparecerá el "sin embargo", que enhebra con el primero, cuando aun estoy dando un repaso a una segunda lectura, mucho más detenida, para reseñar la obra. He buscado justificación al "sin embargo" por el que no se han manejado, digamos, contribuciones tan interesantes como las de Piera o la demoledora de García Calvo, aun sea para el vade retro. Y creo que he encontrado la justificación, bueno, una razón del apartamiento: se ha dado tal prioridad a la historia que el mamotreto –en sentido recto y literal del término– se ha convertido en un almacén taxonómico en el que se acumulan y ordenan los datos históricos, quizá sin buscar las líneas casuísticas que por detrás se mueven.
No debería quejarme: en la reseña al capítulo de Piera (en Meter in Poetry, en la RFE) concluía que quizá la única razón final de la Métrica era la histórica.
Sigo leyendo.
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