Cuaderno de pantalla que empezó a finales de marzo del año 2010, para hablar de poesía, y que luego se fue extendiendo a todo tipo de actividades y situaciones o bien conectadas (manuscritos, investigación, métrica, bibliotecas, archivos, autores...) o bien más alejadas (árboles, viajes, gentes...) Y finalmente, a todo, que para eso se crearon estos cuadernos.

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sábado, 3 de agosto de 2019

Chopin, historia y relato


Después de los recientes trances políticos, la batalla se entabla sobre el relato de lo que ocurrió, y como es notable, los relatos difieren sustancialmente, cosa a la que nos tienen tan acostumbrados los llamados políticos, que el común de la gente opta por imaginar uno propio.
En la crítica humanista existe una respetable veta de quienes explican que cualquier historia es un relato, en el sentido de que es imposible salirse de los cauces de la invención, por mucho que se afane el narrador -o historiador- por ser objetivo. 
En un canal que  se llama “Real Madrid” he visto una excelente y antigua película inglesa (1991) sobre Chopin, de James Lapin, que cuenta parte de las relaciones entre el compositor polaco y George Sand, maravillosamente interpretada por Judy Davis, en tanto el papel de Chopin lo hace H. Grant y por ahí anda Emma Thomson, entre otros. Por la película desfilan List, Alfred de Musset, Delacroix.... y todo el Paris romántico y estrafalario, con la música de Chopin como fondo. Este profe, desesperado de tertulias y lances seudo políticos, ha disfrutado como un bendito sumido en una recreación histórica de sus pedanterías mientras sonaba Chopin. De hecho, en cuanto tenga Wi-Fi haré un recorrido por películas que recuperen filmografía sobre músicos clásicos, sobre todo a la búsqueda de un excelente Bach, que vi por casualidad en en dos entregas de una TV y tengo perdido. Eran relatos fílmicos, claro, no historias, aunque deriven de las huellas que nos dejó la historia.



Es difícil que la historia -esta y todas- como relato se ajuste a la realidad, ni aún la que parece objetiva o se organiza con el soporte de datos o citas directas. La realidad se va, como el agua, por mil resquicios, incluso la que vemos, oímos, nos cuenta, etc. que suele ser, como mucho, unidimensional.
Se trata de un escepticismo sano, que se abre a todo: a la historia,al relato, a la imaginación, al arte.
La película, que termina cuando G. Sand y Chopin emprenden viaje a Mallorca, narra los preliminares de su relación, hasta que culmina, y la deja cuando ambos emprenden el viaje. No sé si los diálogos son del guionista o de los propios escritos de G.Sand, pero en muchos momentos son interesantes. La película no ha conseguido envejecer demasiado. Nos devuelve un relato que seguramente no es cierto, ya dije que como todos, pero que me servirá para ensanchar mi universo Chopin -que ya es demasiado grande- y otros cercanos, particularmente el de George Sand, a quien he leído poco, pero cuyo universo pienso aumentar.
Ningún relato es objetivo, cierto, fiable; si no fueran así, no serían relato, serían historia, y la historia es lo que sucede, no lo que se cuenta o relata.

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