Cuaderno de pantalla que empezó a finales de marzo del año 2010, para hablar de poesía, y que luego se fue extendiendo a todo tipo de actividades y situaciones o bien conectadas (manuscritos, investigación, métrica, bibliotecas, archivos, autores...) o bien más alejadas (árboles, viajes, gentes...) Y finalmente, a todo, que para eso se crearon estos cuadernos.

Amigos, colegas, lectores con los que comparto el cuaderno

viernes, 3 de junio de 2011

"lentus in umbra", las hayas de Virgilio y el botánico de Nápoles


En la colección Clásicos Castalia –que dirijo– se acaba de editar un volumen, al cuidado de Antonio Rejano, con las diez églogas virgilianas y su versión por fray Luis de León. Una delicia para los amantes de las letras. He leído aquí en Nápoles todo un volumen que narra las excavaciones en las rocas donde la tradición dice que se enterró Virgilio, al que luego le acompaño, es sabido, Leopardi, cuya casa napolitana me mostró, por fuera, Laura, la lectora de español en la universidad de Nápoles.

Es cierto que algunos versos de Virgilio dicen que Parténope "le tuvo", es decir, que vivió en Nápoles, y sin duda los especialistas habrán determinado sagazmente las circunstancias de su estancia y tal. Sin embargo, acostumbrado a leer las églogas virgilianas desde que me las enseñó a recitar García Calvo –mi viejo profesor de latines– me inquietaba lo de "....patulae recubans sub tegmine fagi....", 'acostado bajo la copa de una frondosa haya' (en la versión italiana que tengo: 'giacendoti al coperto / d'un largo faggio...."). Si fagi es 'haya' con todas sus consecuencias.... no parece haber hayas en el Mediterráneo, en el Sur. Los hayedos ibéricos no bajan del Lozoya. Igualmente podría aducirse con la melancolía del pobre Coridon, "tantum inter densas umbrosa cacumine fagos / asidue veniebat....", etc.

Enormes pinos canarios (compárense con los árboles de alrededor)
Hoy he visitado el Hortus Botánicus de Nápoles, con prenotatione, con cita previa, pues pertenece a la Universidad, facultad de Botánica: éramos cuatro gatos felices y el maquinista de Google, que se ha estado toda la mañana recorriendo senderos y avenidas para luego poner el hombrecito en los estupendos mapas de google-earth. Me he vengado y yo le he hecho fotos a él, por mi parte.

La litsea glauca, japonesa; debajo, detalle de las hojas


No tiene este  botánico la riqueza del de Palermo …–ni del de Madrid o Londres, etc–; pero tiene mucho encanto y me ha saludado nada más entrar con una enorme haya, en donde me he sentido "lentus in umbra", reconciliado con Virgilio; el poeta no imaginaba poéticamente, y no como yo, que ando siempre imaginando chinitas, japonesas, coreanas y cosas así. Hay un cierto grado de excelencia en la poesía que es verdad. Muy hermoso por cierto la "litsea glauca", un árbol japonés que no había visto o no recordaba y que parece lanzar sus nuevos brotes de hojas en paracaídas.

sterculia hibrida
El botánico de Nápoles me ha sorprendido por otra razón más patriótica. Se dice –cómo no– que padeció los bombardeos alemanes en la última guerra, de modo que yo no esperaba encontrar grandes ejemplares, centenarios; pues lo que me ha sorprendido es que sí, que algunos hay, pero que los que presiden las alturas y ocupan con su tronco más espacio son.... las encinas españolas y los pinos canarios. 
Solo sufren la competencia de un roble, de un tilo tomentoso, de algunos olmos y de otros típicos ejemplares australianos o latino americanos. De entre todos ellos, la sombra circular y derramada de un "sterculia hibrida", debajo del cual podríamos construir una casa modesta.

Pistacio lentiscus
Eso sí, palmeras y palmeras, con una excelente colección de cactus, las jaulas de las plantas insecticidas y muy pocas notas de color.
Lentus in umbra me he quedado hasta que lo han cerrado, a las dos de la tarde, y me he vuelto andando en búsqueda de una iglesia de "portaceli" que tenía perdida: la he encontrado, pero me han aparecido otras tres antes y he tenido que coger gasolina, en forma de un delicioso zumo de naranja natural, con hielo granizado y, al final, un limón y parte de su corteza, también pasado por la "spremuta" manual. Un euro cincuenta, delicioso, pues hacía muchísimo calor.


Y ahora mientras trabajo antes de ir a probar la pizza y la pizería del día, nueva tormenta sobre Nápoles, ruidosa, con muchísima agua. ¡Cómo se estará poniendo el botánico! "....deus nobis haec otia fecit...."

Encinas


No hay comentarios:

Publicar un comentario