Durante unos 20 días el viajero/peregrino/rapsosa/etc. ha intentado abrir un nuevo blog anónimo y lejano, lejos de su identidad, vamos; pero no lo ha logrado, cuando más cerca estaba de hacerlo, aparecía en su pantalla, en una esquina, su foto, nombre y dirección, el de siempre, el de hanganadolosmalos, demostrando paladinamente que no podemos ser más de lo que los sistemas universales y poderosos nos permiten.
He tirado la toalla. No puedo dejar de ser quien soy, con todo lo malo que conlleva; pero sobre todo no puedo dedicar tiempo e ingenio a averiguar como escapar a unas redes que son las que me dan soporte.
Obviamente, he pedido consejo, y me lo han dado. Como alumno aplicado he creado plantillas, inventado nombres, correos, me he integrado en sistemas de comunicación distintos, particularmente de países lejano... Inútil que fue. Mi foto en blanco y negro reaparecía en la esquina superior derecha, según se mira; y si quitaba la foto y ponía otra cosa, aparecía mi dirección de correo. Me he inventado una decena de nuevas direcciones; pero no se borraba la vieja, ni los mensajes de las grandes compañías –como google–, que me decían, cariñosamente, que no me preocupara que me tenían controlado.
Quizá cuando cambie de ordenador; al parecer empero necesitarías algo como nacer de nuevo.
En el mientras tanto, el viajero/rapsoda/peregrino/etc. ha ido dejando cosillas en Facebook, para remolonear entre amigos; pero Facebok, con una maniobra sin precedentes, se me ha duplicado y ha partido por dos amigos, notificaciones, alertas, etc. He entregado una a Safari y la otra a Crhome, aunque con fatiga mental y logística: Barbolilla se me ha quedado en Safari, pero Sunny –un precioso amor chino que me he inventado y no sé si existe– está en Chrome. Y para colmo, en uno de los enjuagues para salir del marasmo, se me ha nacido un blog francés, en donde iba a depositar la traducción de la preciosa novela de Nathalie Peyrebonne.
Ahora ilumino pantallas y durante unos segundos vacilo: me voy a las calles de París, intento conectar y hablar con los amigos de Hangzhou, vuelvo a mi viejo blog, recorro alguno de los facebooks....
Parece un resumen de la vida: caminos abiertos y diversos, siempre supeditados al pancreator, y nosotros, inconformes y traviesos, caracoleando sin saber qué hacer.
Y así ando.
Pues me alegra que estés de vuelta. Yo, que sigo curioseando de vez en cuando en el blog, me he llevado una grata sorpresa al ver tu entrada.
ResponderEliminar¡No sabía que había vuelto por este blog!, una alegría hoy por su vuelta por estos lares. La informática ha sido sabia y le enviaba mensajes de que debía continuar su recorrido, se resistía a abandonarlo ... será por aquéllo del "conócete a ti mismo", le guste a uno o no. Enhorabuena -aunque no le agrade- por su vuelta. Me pondré al día.
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