Vamos a prohibir la voz melancolía
quizá un poco gastada ahuyenta tus caricias
vamos a prohibir mirar al verbo ser
que es un problema cuando queremos desnudarnos
cuando ya se ha aceptado la esclavitud del cuerpo
nada está prohibido mientras tus labios abren
la palabra del sexo y te pido que me muerdas
muy poco a poco dulcemente en tanto cobijo
la fuga de la luz y busco algún refugio
para poder pensar como si todavía
tengo a brahms en un puño y esta noche ha mirado
al invierno como si le cansaran los versos
y tan solo quisiera mirar por la ventana
enamorado brahms al oír el silencio
quizá un poco gastada ahuyenta tus caricias
vamos a prohibir mirar al verbo ser
que es un problema cuando queremos desnudarnos
cuando ya se ha aceptado la esclavitud del cuerpo
nada está prohibido mientras tus labios abren
la palabra del sexo y te pido que me muerdas
muy poco a poco dulcemente en tanto cobijo
la fuga de la luz y busco algún refugio
para poder pensar como si todavía
tengo a brahms en un puño y esta noche ha mirado
al invierno como si le cansaran los versos
y tan solo quisiera mirar por la ventana
enamorado brahms al oír el silencio
No acepte nunca esclavitud alguna, de ningún tipo, ¡mucho menos del cuerpo!
ResponderEliminarPara acompañarlo, del larguísimo "Lluvia" (R. González Tuñón), un trocito para usted,
ResponderEliminarEntonces comprendimos que la lluvia también era hermosa.
Unas veces cae mansamente y uno piensa en los cementerios abandonados. Otras veces cae con furia, y uno piensa en los maremotos que se han tragado tantas espléndidas islas de extraños nombres.
De cualquier manera la lluvia es saludable y triste.
De cualquier manera sus tambores acunan nuestras noches y la lectura tranquila corre a su lado por los canales del sueño.
Tú venías hacia mí y los otros seres pasaban:
No habían despertado todavía al amor.
No sabían nada de nosotros.
De nuestro secreto.
...etc.
La melancolía es un refugio para el desamor. Difícil evitarla, y no siempre bien recibida, se aferra despiadadamente al espíritu de poeta que algunos privilegiados (o desgraciados) llevamos dentro. Pese a todo, mejor no compartir cama con la melancolía... y que permanezca adormecida bajo la almohada, junto a nuestros sueños.
ResponderEliminarAnonimo. Gracias por descubrirme a este poeta.
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=ERzw9NTSq84