Cuaderno de pantalla que empezó a finales de marzo del año 2010, para hablar de poesía, y que luego se fue extendiendo a todo tipo de actividades y situaciones o bien conectadas (manuscritos, investigación, métrica, bibliotecas, archivos, autores...) o bien más alejadas (árboles, viajes, gentes...) Y finalmente, a todo, que para eso se crearon estos cuadernos.

Amigos, colegas, lectores con los que comparto el cuaderno

viernes, 22 de noviembre de 2019

mey ban fan / 没办饭 / no tiene remedio

al lado    de quien tiene otras historias
habrá modo de ser      sin las banderas
escuchando la música de voces
que dicen lo que son      de otra manera

tendremos que contar con que      los bancos
y los hombres de gris      y la violencia
no sirven para más que      como estorbo
que quieren    que no pienses    lo que quieras

y luchar para ser      urdir     tejer
una red de palabras     y de ideas
espacio    donde sobran las mentiras
construir   día tras día    casa abierta

y ojalá       con la gente por destino
ojalá      se destruyan       las fronteras


La Discreta



Veinte años de esta milagrosa y estupenda editorial, detrás de la cual empuja, labora, trabaja un buen grupo de personas inquietos por la creación, difusión, mantenimiento de la buena literatura.
Su catálogo, ya extenso, pueden verse en  
https://www.ladiscreta.com/portfolio/
aunque también aconsejan y orientan en 
(administracion@ladiscreta.com)

Muestras sueltas siguen de su tarea:


miércoles, 20 de noviembre de 2019









martes, 19 de noviembre de 2019

hacia el invierno va noviembre rápido....



en el viejo camino    del Retiro
una vez más       otoño       verde y dorado
el sol     se pierde    entre las hojas secas
otra vez vuelve         lo que ya has amado

el liquidámbar        tiene   motas negras
aroma el eucalipto todo el prado
frío en el aire       frío entre la gente
hacia el invierno    va noviembre           rápido

en tanto se amontonan      hojas secas
tropa de jardineros     limpia el prado
el camino de tilos       que acostumbro  
por obras      esta vez     está vallado

hay un castaño que  se baña    al sol
parece que amarás    lo que has amado


domingo, 17 de noviembre de 2019

jardines y versos


Siguiendo la indicación de Verónica –véase el capítulo anterior–, fui una tarde velazqueña al Huerto del Retiro, en donde se anunciaba discretamente la presentación de Luciano Labajos –jardinero mayor que fue del Retiro– de un  libro de "Jaikus...", cuya portada reproduzco.  El estudio de Velázquez –como he explicado en algún lugar– miraba a la vega del Manzanares, lo mismo que el largo paseo del Retiro que atraviesa la plaza del Ángel Caído y dejando enorme pinos y eucaliptos a su derecha, después de atravesar las agujas amarillas de los liquidámbares que miran hacia el campo de almendros, entra a su izquierda por un caminillo que llega al Huerto.
Impresionante el juego del horizonte, el de muchos cuadros de Velázquez.


Pero antes, el viajero que ha recorrido el paseo de coches –abelias, cedros, madroños....– ha podido admirar la larga hilera de madroños cargados de frutos. Y se los ha ido comiendo, como postre, porque el recital estaba señalado para las 16,30.



El huerto familiar del Retiro estaba, como siempre, agradable, con sus bancales con plantas de cultivo domésticas y setos de lavanda, abrótano macho, romero.... los normales en Castilla. Algo invernal, pero todavía vistoso.


Y el recital. La salita llena, a lo que colegí, de jardineros. El vate poeta explicó aquel librito y todo lo que dijo estaba lleno de buen sentido: los momentos fugaces de quien vive en comunión con su entorno y con la naturaleza, que puede recoger con unas "pocas palabras verdaderas" (la frase machadiana abría su presentación). Lo son, en el libro, palabras verdaderas, resultados verbales de personas que han aprendido a mirar alrededor y dentro de sí; y que han extremado su lengua natural para fijar lo que sienten. Esa debería de ser una función de la poesía, del lenguaje.


Un acto sencillo y profundo, al mismo tiempo, que terminó con la invitación a que todos los que formábamos el público compusiéramos un haiku, que luego leímos.
Anochecía cuando volví a casa, con mi libro de Haikus, comprado, debajo del brazo.





Elecciones y compromiso



Lo que más me sorprendió de mi día entregado a las elecciones fue la juventud de chicos y chicas del PP,  que había muchos, y la moderna belleza de una estilizada policía que turnaba sus estancias con otros compañeros. Bien está, porque eran dos prejuicios que necesitaban corregirse con la realidad. También abundaban los "apoderados" de Vox, quizá los más numerosos, que no resultaban tan uniformes y amigaban, a veces, con  los de PP. "A mí , lo que me alucina", decía un joven estudiante de derecho del PP, en conversación con otro apoderado de VOX, "es que nos llamen "fachas". Hablé mucho, durante aquel largo día, como "apoderado" de Podemos en los varios lugares a donde me destinaron, Central, San Isidoro, Quevedo... 
Fui de madrugada, en mi "bicimad", aunque Google –que ya está haciendo casi todo mal– no daba los estacionamientos cercanos a mi colegio, tan solo los antiguos –al del rincón del Retiro fui–, y no el que estaba, en la calle Granada, al lado de mi colegio. Google ya hace casi todo mal, porque su buscador coloca en primeros lugares al que más paga y no señala a los que no pagan; ya lo diré. Y porque miente descaradamente: por ejemplo si le pides "vuelos directos a Chengdu, China", te ofrece en primer lugar compañías  como Iberia (que no vuela directo) y no aparece Beijing air linea (que sí lo hace). Etc. Ya hablaremos de esas miserias.


Vuelvo al día de marras. Eso sí, sin pizca de pasión puedo aseverar que calaron en mí, profundamente, los tres "apoderados" de Podemos con los que hablé: el matrimonio de Covadonga (ella, maestra con mucha historia a sus espaldas; él, ferroviario cumplidor y trabajador infatigable), Victoria (desgarrada y cordial). Digamos que me encontré a gusto ejerciendo mi tarea de asesoramiento y control, que no fue extremado porque las maneras de la tropa de jóvenes –en su mayoría– del PP se sabían "todo" a pie juntillas, y porque eran ellos los que mantenían vigilancia sobre los de VOX. De manera que en tanto se recontaba, yo hice migas conversacionales con una apoderada de VOX, una especialista en informática, de mediana edad, a la que preocupaban lo mismo las "empresas" que la "clase política". Obviamente, convine con ella, pero no entramos en otros temas de educación, sanidad, etc. También deambulaban por allí los "apoderados" de Íñigo Errejón, que así les llamaba yo. Un poco tristes al cabo.
Enfrente, una plaza advertía de la casa de José Hierro, el poeta de "Alegría" al salir de la Guerra Civil, en eneasílabos que marcaban la distancia con los "garcilasistas".


En mi mesa y en general en mi barrio barrió el PP proporción 200), seguido a distancia (110) del PSOE, luego VOX (75) y luego mi tropa de Podemos (unos 60).... hasta llegar al vovo solitario de los "animalistas" y a ningún voto de otras formaciones, que uno no conoce porque todo se basa en publicidad y masas. 

Cuando llegué a casa con mi bicimad, tarde, cantaba la sexta los malos resultados para muchos y el triunfo de VOX. Devoré lo que pillé, porque en mi centro (calle Fuenterrabía), por mor de los turnos, hube de comer solo, un triste menú en Ruth, a  la vuelta de la esquina. De vuelta, comprobé con mis colegas del PP que ellos tenían su envoltorio de comida, que miré con envidia. Me ofrecieron, Diego, el estudiante de Derecho del PP cuyos padres eran de "Podemos" (eso me dijo) me ofreció compartir vituallas. Me pudo la dignidad y una pareja de policías que habitaban puerta y pasillos, los dos bien majos, aunque mis ojos reposaban una y otra vez en aquella maravillosa policía, rubia, estilizada, alta, cargada de "percings", de la que me hubiera enamorado perdidamente si el recuento hubiera entrado en la madrugada y yo hubiera podido perder mi condición de "apoderado de podemos enamorado de una policía". Torcidas vienen las cosas para los amores. Siempre estuvieron un poco torcidas, porque parece que esa es una condición para los amores que prenden.


Eso sí, como estuve en colegios y soy del gremio, husmeaba por los rincones de las clases, fotografiando los carteles de los niños, los menuses, los huertecillos, las consignas.... Tarea la más noble, la enseñanza, siempre que el/la profe determine claramente sus límites.

jueves, 14 de noviembre de 2019

es entonces me dicen cuando ocurre



lo que va      ya no sabe     de  caminos
a la espalda     las luces      se apagaron
tanto andar         sin apenas darse cuenta
de que dejas         que vas  en solitario

resulta todo      transparente     limpio
el tiempo    poco a poco    lo ha lavado
en el aire    quedaron     las sonrisas
y las lluvias            se fueron hacia el barro

al fin        se purifica lo que queda
la luz      la tierra     nada           y el cansancio
la querencia de ser lo que se apaga
el silencio que     sabes      que has guardado 

es entonces     me dicen    cuando ocurre
lo que nadie sabrá          ni lo que cuándo 

[Esta vez el viajero no puede viajar durante las navidades a China; poco tiempo para un viaje –iba a ir a Macao– tan largo y tan caro; con el problema añadido del visado chino y la situación en Hong Kong. Se me han agotado, al sur, los lugares de invierno; y al norte, los lugares de verano. Ya veremos. 
Ilustra la hortensia blanca que recibe en mi "pacito" gallego de Malde (Regoa, Cedeira); y los últimos paseos, otoñales, por el Retiro].


El Cristo de Quevedo


José Luis (Fundación Francisco de Quevedo) me envía un juego de estupendas fotografías que documentan el Cristo de Quevedo. Así lo llamo porque aparece entre sus papeles y en su testamento, como la venera de Santiago, el sudario de Santa Teresa, la silla de la Iglesia de la Torre y algunos más. No me extiendo ahora sobre todo ello, porque lo publiqué junto al insigne quevedista James O. Crosby en Quevedo y su familia en setecientos documentos notariales (1567-1724), Madrid: Edad de Oro (Universidad Autónoma), 1992, antes que después de 18 años el llamado departamento de Filología se hiciera con revista y seminario para convertirlo en anodina incidencia académica. 
Y luego lo amplié y trabó mi biografía sobre Quevedo.
Como he dicho en alguna ocasión, se sabe en donde para la silla, quién posee la venera, y por donde se han dispersado o reunido papeles, documentos y herencia de Quevedo. Disperso anda casi todo en este blog.


La foto primera reproduce cómo se conservó el Cristo y cómo se llevó de un a otro lado, sin la cruz redonda y probablemente sin los clavos, como más fácil de manejar, transportar y esconder. Las restantes, muestran detalles de ese Cristo, relativamente pequeño; pero muy barroco, muy jesuítico, con el sufrimiento de su sacrificio. Nótese el clavo único para los pies; el gesto de dolor de un Cristo vivo y agonizante, la sangre, las espinas, etc.




Como otros muchos objetos, lo tienen sus descendientes; al menos en el caso de la venera de Santiago –con pedrería incrustada– han tanteado su venta. Supongo que ocurrirá lo mismo con este Cristo, que el escritor mantenía entre sus pertenencias, hasta el punto de que se enumera como objeto valioso en la herencia.