Cuaderno de pantalla que empezó a finales de marzo del año 2010, para hablar de poesía, y que luego se fue extendiendo a todo tipo de actividades y situaciones o bien conectadas (manuscritos, investigación, métrica, bibliotecas, archivos, autores...) o bien más alejadas (árboles, viajes, gentes...) Y finalmente, a todo, que para eso se crearon estos cuadernos.

Amigos, colegas, lectores con los que comparto el cuaderno

sábado, 28 de julio de 2012

Clásicos Hispánicos EDOBNE, títulos concertados

Aunque la relación aparece periódicamente en la página de la colección clasicoshispanicos.com parece oportuno vocearlo también desde estas páginas. En la dirección aludida se lee asimismo el texto programático y otras cuestiones de la organización. Coloquialmente: se conecta con los especialistas, conocedores, filólogos, etc. –o ellos lo hacen conmigo– que pueden editar con rigor y pulcritud los textos; y con ellos se mantiene diálogo cordial, que culmina en una breve ficha en la que se determinan los datos esenciales de la edición (formato, tiempo, normas, etc.) El equipo EDOBNE realiza un seguimiento de la edición, que se contrata (por musaalas9) legalmente, para que los textos cumplan con todos los preceptos legales (por ejemplo, ISBN) y el editor perciba sus derechos. Cuando el texto nos llega, EDOBNE lo lleva a talleres informáticos –que dirige José Calvo, filólogo– para que termine en los soportes universales al uso.
Y esta entrada es una nueva invitación para todo aquel que quiera participar.




Como bien se comprende, la lista que sigue cambia prácticamente a diario.

Obras concertadas
En color rojo van las obras ya editadas (junio del 2012), en tanto se colorean en azul las que van a ser editadas inmediatamente, ya que en esta relación  aparecen todas las que han sido convenidas con nuestros editores, para fechas diversas.

Cantar del Cid
Debate de Elena y María
Libro de los entretenimientos
Vida de Santa María Egipciaca
Poema de Fernán González
Las mocedades de Rodrigo
Libro de Buen Amor
Jacobus de Cessolis, Dechado de la vida humana, moralmente sacado del juego de axedrez
Leonor López de Córdoba, Memorias
Pleito del manto (del Cancionero de Obras de Burlas….)

Rodrigo de Reinosa, Poesías
Cancionero de obras de burlas provocantes a risa
Pedro Tafur, Andanzas y viajes
La visión de don Túngano
Enrique de Villena, Arte de trobar
Historia de la linda Magalona
Hernando Díaz, La vida y excelentes dichos de los más sabios filósofos que uvo en este mundo
Romancero viejo
Bernardo de Gorino, Lilio de Medicina
Juan Fernández de Heredia, La visita (y otros diálogos)

Álvar Gómez de Castro, Triumfo de amor
Jorge Manrique, Coplas a la muerte de su padre
Fernando de Rojas, La Celestina
Fray Martín de Córdoba, Tratado de la predestinación
Luis de Soto, Relaciones
“Auto de Sansón”, del Códice de autos viejos
Gabriel Alonso de Herrera, Obra de agricultura
Luis de Maluenda, Excelencias de la fe
Hernán López de Yanguas, Triunfos de locura
Hernán López de Yanguas, Diálogo del mosquito

Hernán López de Yanguas, Las cincuenta preguntas o problemas
Hernán López de Yanguas, Los dichos o sentencias de las siete sabios de Grecia
Comedia Sepúlveda
Tragedia de San Hermenegildo
La Lozana andaluza
Francisco de Osuna, Abecedario espiritual (I), (II), III, IV, V y VI
Garcilaso de la Vega, Poesías
Cristóbal de Castillejo, Fábulas mitológicas
Cristóbal de Castillejo, Sermón de amores
Poetas menores del primer petrarquismo en España (primera mitad del siglo XVI)

Juan de Ávila, Audi filia
Romances del Cancionero General
Diego Hurtado de Mendoza, Cartas políticas y diplomáticas
Fernán Pérez de Oliva, Diálogo de la dignidad del hombre
Lope de Rueda, Pasos
Gracián Dantisco, Galateo español
Jorge de Bustamante, Las Metamorfosis o transformaciones del muy excelente poeta Ovidio… (1551)
Francisco de Enciso y Zárate, Diálogo de verdades
Damasio de Frías, Diálogo de Valladolid
Damasio de Frías, Contra el Inventario de Alonso de Villegas

Ambrosio de Morales, Discurso sobre la lengua española
Santa Teresa, Cartas (I)
Homero, Odisea, versión de Gonzalo Pérez
Massimilliano Calvi, Del tratado de la hermosura y del amor
Fray Luis de León, versión de El cantar de los cantares
Pedro de Padilla, Églogas
Pedro de Moncayo, Flor de romances….
Hernando de Ávila, Tragedia de san Hermenegildo
Luis Gávez de Montalvo, El pastor de Fílida
Gil Polo, Diana

Cervantes, El amante liberal
Cervantes, La española inglesa
Cervantes, La fuerza de la sangre
Cervantes, El licenciado Vidriera
Cervantes, La gitanilla
Cervantes (III) novelas ejemplares: La guarda cuidadosa, El casamiento engañoso
Cervantes, El retablo de las maravillas (I)
Cervantes, La elección de los alcaldes de Daganzo (I)
Cervantes, La cueva de Salamanca (I)
Cervantes, El juez de dos divorcios (I)

Cervantes, Entremeses (II):  La guarda cuidadosa, El viejo celoso, el vizcaíno fingido
Cervantes, El rufián dichoso
Cervantes, Poesía, I [Poesías de la Galatea]
Cervantes, Poesías (II)
Cervantes, Poesías (III)
Cervantes, El Quijote
Miguel Sánchez de Lima, Arte poética en romance castellano (1541)
Miguel de Salinas, Rhetorica
Juan López de Úbeda, Vergel de flores divinas
Pedro Domínguez de Ardila, Poesías

Rey de Artieda, Los amantes
Juan de la Cueva, Comedia del Tutor
Juan de la Cueva, Poesías
Pedro de Villalón, Ingeniosa comparación entre lo antiguo y lo presente
Gaspar Lucas de Hidalgo, Diálogos de apacible entretenimiento
Luis de Góngora, Las firmezas de Isabela
Conde de Villamediana [Poesías, I, ms. 23035 de la BNE]
Conde de Villamediana, La gloria de Niquea
Feliciana Enríquez de Guzmán, Tragicomedia de los jardines y campos sabeos
Andrés de Claramonte, El valiente negro en Flandes

Pedro de Medina Medinilla, Égloga en la muerte de doña Isabel de Urbina
Lope de Vega, La viuda valenciana
Lope de Vega, La dama boba
Lope de Vega, El castigo sin venganza
Lope de Vega, El arca de Noé
Lope de Vega, La selva sin amor
Lope de Vega, La vega del Parnaso
Lope de Vega, Antología poética
Lope de Vega, Villancicos
Lope de Vega, Las bizarrías de Belisa

Lope de Vega, Loas (I)
Lope de Vega, Égloga a Claudio
Lope de Vega, Descripción de la Tapada
Lope de Vega, Rimas de Tomé de Burguillos
Fray Alonso Remón, del español entre todas las naciones y clérigo agradecido… (I y II parte)
Loas (I). José de Cañizares, Loa para la comedia del Buen Retiro…. Amor es todo invención….
Manuscrito poético de la Houghton Library
Antonio Mira de Amescua, Fábula de Acteón
Juan de la Hoz, La Villana del Danubio
Antonio de León Pinelo, Epítome de la biblioteca oriental y occidental, náutica y….

Sebastián de Acosta y Pereira, Epitalamio….
Juan Ruiz de Alarcón, La prueba de las promesas
Tirso de Molina, El burlador de Sevilla
Tirso de Molina, La mujer por fuerza
Tirso de Molina, Los balcones de Madrid
Tirso de Molina, Bellaco sois, Gómez
Tirso de Molina,  Don Gil de las calzas verdes
Tirso de Molina, La venganza de Tamar
Tirso de Molina, El vergonzoso en palacio
Tirso de Molina, Los balcones de Madrid

Tirso de Molina, No hay peor sordo
Antología de poesía española del siglo XVI
Antología de la poesía española del siglo XVII
Antología poética de Góngora
Antología poética de Villamediana
Antología poética de Lope de Vega
Antología poética de Quevedo
Antología de la poesía española de los siglos xvi-xvii
Martín de Angulo y Pulgar, Relación de fiestas de Loja
Quevedo, El Buscón

Quevedo, Libro de todas las cosas y otras muchas más
Quevedo, Heráclito cristiano
Quevedo, Romances
Quevedo, Heráclito Cristiano
Quevedo, Sermones (I) Homilía de la Santísima Trinidad
Quevedo, Política de Dios (I parte)
Quevedo, Epistolario
Quevedo, Carta de las calidades del casamiento
Quevedo, Musa “Polimnia”
Quevedo, Poema a Cristo Crucificado

Quevedo, Octavas a la jura del Príncipe Baltasar Carlos
Quevedo, Jácaras
Quevedo, El discurso de todos los diablos o El infierno enmendado
Quevedo, Entremeses (I)
Quevedo, Carta de un cornudo a otro jubilado
Quevedo, Cartas del caballero de la Tenaza
Quevedo, La culta Latiniparla
Quevedo, La Perinola
Quevedo, Cuento de cuentos
Quevedo, El Chitón de las Tarabillas

Quevedo, Gracias y desgracias del ojo del culo
Quevedo, Execración contra judíos
Andrés de Claramonte, El valiente negro en Flandes
Salas Barbadillo, Coronas del Parnaso y Platos de las Musas
Luis Vélez de Guevara, La montañesa de Asturias
Quiñones de Benavente, entremeses de la Jocoseria
Trillo y Figueroa, Epitalamio a las bodas… (1649)
Diego de la Cueva y Aldana, Fábula de la ninfa Calixto (1650)
Alberto Díez y Foncalda, Fábulas mitológicas (1653)
Gabriel Bocángel, Poesías

León y Mansilla, Soledad tercera
Antonio Enríquez Gómez, “El Pasajero” (de Academias morales de las musas)
María de Zayas, La traición en la amistad
Andrés Dávila y Heredia, Comedia sin música (1676)
Moreto, dos entremeses: El retrato vivo y El aguador
Palafox y Mendoza, Opúsculos (I) Diálogo político del estado de Alemania
Palafox y Mendoza, Opúsculos (II)
Álvaro Cubillo de Aragón, Ganar por la mano el juego
Álvaro Cubillo de Aragón, Los triunfos de San Miguel
Álvaro Cubillo de Aragón, El Conde Dirlos

Álvaro Cubillo de Aragón, El ejemplo de desdicha y los casados por fuerza
Baltasar Gracián, El Criticón
Pedro Calderón de la Barca, El médico de su honra
Pedro Calderón de la Barca, En la vida todo es verdad y todo es mentira
Pedro Calderón de la Barca, La vida es sueño
Pedro Calderón de la Barca, Autos sacramentales (I)
Pedro Calderón dela Barca, Autos sacramentales (II)
Pedro Calderón de la Barca, Autos sacramentales (III)
Andrés Dávila y Herrera, Comedia sin música
Sermones fúnebres de los siglos xvi-xvii

José de Cañizares, La ilustre fregona
Sor Juana Inés de la Cruz, Obras (I)
Tres utopías del S. XVIII
Jose Antonio Porcel, Fábula de Acteón y Diana
José Tafalla, Ramillete poético
Benegasí y Luján, Epístolas
Feijoo, Escritos (I)
Samaniego, Fábulas
Moratín, La derrota de los pedantes
Martín Fierro

Alberto Lista, El imperio de la estupidez
Francisco Sánchez Barbero, Poesía
J. Isaacs, María
José García de Villalta, El golpe en vago
José de Espronceda, El estudiante de Salamanca
G. A. Bécquer, Rimas
G. A. Bécquer, Leyendas (I)
G. A. Bécquer, Leyendas (II)
Mercedes Cabello de Carbonera, La novela moderna
J. Martí, (I) Poesías

Benito P. Galdós, La sombra
Benito P. Galdós, Un voluntario realista
Benito P. Galdós, La batalla de los Arapiles
Benito P. Galdós, Halma
Benito P. Galdós, La de Bringas
Juan Valera, Pepita Jiménez
Juan Valera, Epistolario (I)
Juan Valera, Epistolario (II)
Clorinda Matito de Turner, Aves sin nido
Textos picarescos americanos de comienzos del S. XX (El Lazarillo en América; Don Pablos en América)

Rubén Darío, Azul
Rubén Darío, Prosas profanas
Enrique Bernardo Núñez, Cubagua
Clarín, Pipá
Clarín, Su único hijo
Alfonso Reyes, I, Ensayos
A. Zamora Vicente, Primeras hojas
Miguel Signes, Don capitalista



viernes, 27 de julio de 2012

A irse. Voy a dejar que se mueran....

Este año voy a dejar que se mueran; es una pena, pero está decidido. Durante los periodos de ausencia de años anteriores buscaba siempre una persona que viniera regularmente y regara, con amor y cuidado, las veinte o treinta plantas que han  ido conviviendo conmigo y que son, como en cualquier casa urbana española que se precie, las de siempre: espatifilo, calanchoe, ciclamen, cintas, potos, coleos, columneas, begonias, flor de flamenco, maranta, helechos, gardenias, ficus, aechmeas, peperomías, kentia, singonias, aglaonema...
Uno de esos años el riego me supuso un desembolso cercano a los doscientos euros –cada cinco días acudía una persona a regar–, lo que no salvó de la muerte por calentura y asfixia a las más débiles (se secó un granado de tiesto, desmedraron los geranios, etc.) y, además, hube de dar clases de mimo a plantas a la dama, que emborrachó a los coleos y begonias –que se pudrieron. Quedan algunas viejas que probablemente van a morir, a pesar de que los depósitos y artilugios con agua para los primeros desconciertos están prevenidos: pero ninguno alcanza más allá de la semana –y ya es mucho– con estos calores y sequedad madrileñas (concuerdo en femenino porque sí, por lo de la prima de riesgo, quizá; o quizás por los últimos disparates léxicos de la RAE). Y necesito irme para todo prácticamente: para ensayar mi lengua de trapo en lenguas que hablo mal, pero que he de seguir manejando; para ver cómo se ve españa desde lejos;  para acordarme con la pasión  debida de la distancia de la mujer a la que he amado –barbolilla, clara....– y sentir la intensidad de la melancolía por el bien perdido, o por el nunca alcanzado, como el de la dama italiana de ojos verdes; para cultivar la lejanía y la soledad en mares remotos; para contemplar la nimiedad y la miseria de mi contexto universitario; para decir tacos que nadie entiende; para reencontrar la condición humana por todos los rincones; para no sé qué.... En realidad me voy con la justificación ejemplar y gloriosa de La Pícara Justina, cuando, al tomar el manto para echarse a la calle, le preguntan que adónde se va, a hacer qué. ¿Como que adónde me voy? ¡A  la calle! ¿Que a qué? !A irme!
A irse. No existe mejor razón.
Pasillo arriba he ido de la gardenia –de dos años– a la aglaonema que me regaló Gema. Encima de la mesa, el helecho que encontró su lugar sombreado y me obliga a barrer esa zona casi a diario. Las violetas africanas gustan de ausencia, porque si les dejas con humedad, te reciben cuajadas de flor; pero esta vez va a ser una despedida dura. Y ls cintas, me dicen, no piensan morirse, se enquistan en su raíz tuberculosa y así te esperan. Lo mismo que los potos y probablemente el aloe.... La verdad es que son plantas fieles, resistentes, habituadas a largos periodos de soledad, perrillos fieles, que este año voy a dejar morir dulcemente en el letargo del verano madrileño.
Y así, cuando llegue el otoño, habrá que volver a empezar.
¡Viva Grecia!


jueves, 26 de julio de 2012

"Muy lentamente el cuerpo se retira...."



Muy lentamente el cuerpo se retira
y deja su lugar a quien lo quiera;
conserva la dulzura, los amagos,
una vaga ilusión, quizá postrera....

como si alguien que fue como de paso
cuando llega el cansancio dispusiera
que las cosas se queden como estaban
y el sendero abandona a su manera.

Ya no importa el azar y su destino,
abocado a seguir por donde sea,
se cumplirá con la ración de tiempo
que poco a poco borrará sus huellas.

Estos versos.... no sé... quizá callarse;
como todo, serán palabras huecas.



martes, 24 de julio de 2012

Uso adecuado del verbo "detentar" y el final de los razonamientos



La dichosa crisis financiera y sus aledaños provoca una lejana reacción beneficiosa, ¡menos mal!, que consiste sencillamente en que obliga a pensar a la gente sobre las condiciones en las que se están produciendo los hechos. Estupendo. Hay que remachar el proceso y pedir a la gente que lo lleve hasta el final, sin temor, para que se pueda explicar lo que está ocurriendo, sin que vengan los listillos de turno (no hay que preocuparse, se trata de “humanos” también) a cerrarnos el camino porque “no entendemos”. Claro que entendemos, nada que no entienda un político de esta españita mediocre o un consejero de banco resulta tan refinadamente complicado que nosotros no lo podamos entender, desde luego (axioma 1).
Nos arruinamos porque tenemos una deuda muy grande y hemos de pedir dinero para pagar esa deuda; quienes nos lo prestan lo hacen a un interés cada vez más alto, de modo que nos mantendrán arruinados siempre: nuestro trabajo, nuestros bienes, todo irá a parar a pagar los intereses.

Ahora bien:
1) ¿Quién pidió tanto dinero a cuenta y ahora lo debe?
2) ¿Dónde y cómo estamos pidiendo el dinero para pagar esa deuda?
3) ¿Quién o quiénes nos están reclamando intereses desorbitados para dejarnos el dinero con qué pagar?
4) ¿No hay otro modo de enfrentarse a ese proceso tan simple? Simple en el sentido de que una economía doméstica o familiar lo entiende.

Cualquiera de esas cuatro preguntas tienen respuestas fáciles de contestar y un montoncito de consecuencias sencillas de comprender. Mi blog no es un tratado de economía y no lo voy a hacer sistemáticamente, pero sí que voy a iluminar dos cuevas oscuras sobre las que nadie insiste demasiado.

La primera: ningún obrero, administrativo, médico de la seguridad social, enfermera, maestro, bombero, policía, empleado de banca, minero, etc. ha vivido “por encima de sus posibilidades”, más bien han vivido todos apretándose el cinturón y dándose alguna alegría ligera muy de vez en cuando y a comienzos de mes. La deuda proviene de los tiburones que ocuparon y ocupan los altos cargos de empresas, administración, política, bancos, etc. Y ellos son los que deberían mañana por la mañana entregar las dos terceras  partes de sus bienes o rebajarse el sueldo a  no más de 2500 euros al mes (y en su caso es mucho).

La segunda: ¿pero quién es ese ser anónimo que compra deuda española? ¿Serán los maestros, policías, bomberos, profesores de secundaria, mineros, dependientes, etc. a los que se aludía supra? ¿Con sus mil doscientos euros al mes? No: resulta que compran deuda los bancos, instituciones, corporaciones, organismos de inversión, poseedores de rentas y capital, etc. Es decir: los mismos que nos arruinaron “viviendo por encima de sus posibilidades”. Particularmente la compran también esas gentes e instituciones europeas (alemanas, austriacas, filandesas, españolas, francesas....) que así consiguen financiarse (tener dinero) que les produzca nuevas y nuevas ganancias: nuestros maravillosos compatriotas europeos.

En una entrevista reciente a Radio Nacional el nuevo director de CaixaNova (o como se llame ahora) explicaba, entre otras sandeces, que él no podía ganar más que 300.000 euros al año, porque el gobierno había “rebajado” a ese techo sueldos en bancos intervenidos. Y lo confesaba paladinamente, con voz compungida. Es decir, ganaba mil euros diarios, en un país de cinco millones de parados y en donde no sé cuantos millones más ganan mil euros al mes. Ganaba cada día lo que mucha gente en un mes.
Si se toma el sueldo –y adornos– de un senador, de un magistrado del supremo, de un consejero de empresa pública, etc. viene a ocurrir lo mismo. Con tres senadores no cerraríamos ninguna mina; y con la prima de cuatro banqueros se mantienen dos hospitales abiertos.

Es importante que cada españolito, de los que sufren las mentiras una detrás de otra, lleve su razonamiento hasta el final. ¿Por qué estamos arruinados? ¿Quién hizo qué? ¿Quién compra la deuda, exactamente quién? ¿Quién se beneficia de esa pertenencia penosa al euro que ha embargado nuestro trabajo, nuestra vida?

Ninguna persona por lista y trabajadora que sea debería estar a 300.000 euros de distancia de otras: no existe, por mucho que lo intentemos justificar, ningún tipo de diferencia entre personas que justifique esa distancia.

¿Alguien en serio, de verdad, razonada y tranquilamente ha empezado a trabajar en una solución que signifique el irse poco a poco y a hurtadillas del lugar corrompido donde la banca y los poseedores de capital hacen y deshacen? Lo voy a decir con el verbo apropiado: “detentan” la capacidad de controlar, regir, gobernar, etc.
Tendríamos que irnos, primero a la inglesa. Luego, a ya veremos. Para cinco millones de españolas, estupendo. Para otros diez más (los mileuristas), mejor. Para los que mantienen poder, dinero y decisión....

 El Quijote, derrotado (ilustración de Dali)

Gallardón, un iluminado fundamentalista


Aquella frase tranquilizadora de Rajoy (“vamos a gobernar para todos los españoles”) no va con Gallardón, un iluminado fundamentalista, que va a convertir en delito lo que piensan y admiten al menos la mitad de los españoles. ¿Nadie le ha dicho que eso es precisamente gobernar contra los que no piensan como él?
Si Gallardón hubiera nacido en Irán, en China, en un país esquimal, en los emiratos árabes.... aplicaría con rigor las penas correspondientes que en otros contextos se basan en otras creencias, porque se hubiera educado en una escuela de aquellos lugares, le habrían inculcado aquellas ideas y habría asistido a las prácticas de esas sociedades. ¿No puede imaginarlo?
Es lo peor de las personas que se creen cultivadas porque se han adherido plenamente a las creencias históricas de su pueblo, las que le han imbuido en su medio, familia, colegio.... y que, una vez adquiridas, desde esa misma creencia y doctrina, las justifican, para cerrar el círculo doctrinal y condenar todo lo que es ajeno a su miseria humana: la de vivir encerrados en un dogma, desde el que juzgan todo lo que les rodea. Es tanta su estrechez cultural, tanta la ceguera intelectual, que no sabe darse cuenta de que en nuestro contexto cultural europeo lo que él va a convertir en delito es razonablemente admitido. Gallardón lapidaría adúlteras, ejecutaría penas de muerte, permitiría la ablación, aconsejaría penas corporales a mujeres atrevidas.... bastaría haberle educado en cualquiera de los lugares donde la ley apoya esas prácticas y dejar que su natural fundamentalista obrara.
Una segunda consecuencia de tan curioso comportamiento queda clara después de las declaraciones del líder socialista –y es lo que piensa mucha gente que va a ocurrir–, los sujetos políticos se encargan de zarandear a nuestra castigada sociedad, ahora ya no solo humillándola económica y laboralmente, también sometiéndola al vaivén de sus ideas: vendrán los socialistas y cambiarán la ley, y lo que no ha sido delito durante los cuatro años pasados, que fue luego delito de, pongamos, febrero del 2013 a junio del 2015, ya no lo será de nuevo en mayo de ese mismo año.... ¿No dejarán que la gente pueda obrar libre y personalmente, sin comprometer con ideas propias las vidas ajenas? Es condición de los ultras precisamente obrar de ese modo, de manera que será inútil intentar convencer a Gallardón y su círculo de ultras de que “el otro” puede pensar de otra manera; pero españita había empezado a ser un país moderado, no de ultras enfrentados, lugar hacia el que parece que nos llevan a marchas forzadas, los ultras precisamente.
Una contestación “ultra” de signo contrario sería, por ejemplo: vamos a convertir en delito la deformación de la educación cuando pasa por creencias religiosas y a pedir penas y condenas para los que lleven a sus hijos a hacer la primera comunión o a los que salen en procesión con escapularios gritando vivas a la virgen. Y utilizando las propias declaraciones de Gallardón: “No sé cómo hemos podido vivir tanto tiempo soportando esa barbarie deformadora de la condición humana”.
Una posición moderada es la que permite que personas, grupos, etc. ejerzan libremente según sus creencias, sin pensar que el aborto razonablemente consentido, va en contra de mis creencias; o que la educación religiosa de tono ceremonial aparatoso va en contra de mis principios; y así en multitud de casos (que pasan por las uniones de parejas de todo tipo).... Argüir con las propias creencias en la mano –como hace Gallardón y quienes le apoyan– es suponer que todos hemos de tener y defender esas creencias: vanidad, falta de un mínimo de conocimiento histórico, ceguera ideológica, fanatismo.
Que ocupe el ministerio de justicia un individuo con esas ideas es para echarse a temblar. Sería mejor que Rajoy le nombrara obispo y le diera una parroquia lejana con muchas monjas.

jueves, 19 de julio de 2012

Sátiras, sátiras, sátiras....

Un interés generalizado por las sátiras, sobre todo en el mundo románico, dominio hispánico. Recuerdo que hace tiempo Lía Schwartz me prometió una monografía sobre la sátira durante los siglos xvi-xvii en España, para la "Nueva colección de erudición y crítica" de la editorial Castalia, que dirijo. Lía Schwartz trabaja mucho y bien, de manera que tendrá esa monografía o en el taller real de sus papeles o en el de su cabeza; de perlas le vendrán los tres libros que ahora engavillo, uno de los cuales va prologado por la hispanista norteamericana.
Lo que me llama la atención es que hayan aparecido al mismo tiempo los tres, hace unas semanas, y que su publicación coincida con mi encuentro con otro joven historiador, Francisco Javier Castro, ahora en EEUU, que prepara un volumen sobre sátiras poéticas; en tanto que en mi propio grupo, David Castillo tiene ultimado el volumen con los textos en prosa que más corrieron entre los lectors de esa misma época.
Mercedes Etreros, Teófanes Egido y otros estudiosos que con tanta dignidad abrieron el tema podrán ahora ser recuperados y actualizados.


De uno de los libros ya había dado noticia en este blog, pero la he reiterado para que se aprecie bien el conjunto.

miércoles, 18 de julio de 2012

El busto de Quevedo y Alonso Cano

Doy cuenta de la publicación de ese articulo, del que hay abundante notas de investigación en este blog, que se acaba de publicar. Lamentablemente los diseñadores de ese número –que no la Fundación Quevedo– se han empeñado en un diseño aparatoso, pretencioso y burdo, con todo tipo de ruido falso, incluyendo un simulacro de la firma de Quevedo en la portada, en rojo y sabe dios cuántos puntos. Ni esa era su firma ni ese el lugar en donde debe aparecer.... En fin, más cosas del disparatado diseño de ese número hay, pero al parecer nadie las pudo evitar. Habrá que publicar el artículo en mejor lugar.


Tal y como está, se lo enviaré a quien me lo solicite, pues la información que contiene es cierta. En realidad he intentado ir explicando al mismo tiempo el itinerario de la investigación, ya que fue en sus orígenes una charla en la Biblioteca Nacional de España, en el ciclo "la pieza del mes".




domingo, 15 de julio de 2012

Verano en el Retiro



umbrías con la luz de las violetas,
atajos semiocultos por las sombras,
verano vino a limpiar senderos
y a dejar en recatos verde alfombra;

la lluvia de aspersores contra el sol
traza un arco de luces juguetonas
y deja de ser serio y aburrido
incluso el boj que traza las rotondas;

coronillas del árbol de la seda,
aparentes hileras de mimosas,
rodean los robles que han plantado
en mezcla original y caprichosa;

abrumados de blanco los perfumes
del magnolio de flor se desmoronan.


sábado, 14 de julio de 2012

Cinco sonetos playeros, con sombrilla y toalla


1 
Me he olvidado el lápiz de los versos
justo hoy, vaya, que pasas por delante
con un bikini que enseña lo que ocultas
y se te ciñe al cuerpo como un guante.

Y pasas y te miro y me suspendo
y te pones los andares vacilantes,
aquellos que se logran con vaivenes
y que no hay ojos sanos que lo aguanten.

Pasa, mujer, con tu armonía pasa,
será mi turbación lo más discreta:
un gesto imperceptible y anodino,

un golpe emocional que me traspasa
y me deja un tiempo en la cuneta.
Y maldecir mi suerte y mi destino.


2
Este verso parece enamorado,
azules con puntilla y azucena,
verás que, si me pilla descuidado,
rimará con “amor” y con la “pena”;

el verso no termina ni aun cansado
de rumiar y rumiar esa cadena
y añora un corazón deshabitado,
no el canto que duele y enajena;

y miro al mar y al horizonte miro,
por todos lados la pasión que agobia
y no salgo jamás de adolescente;

y aun si protesto en el amor mi inspiro,
en lo mismo que me produce fobia….
Preferiría ser más indolente.

3
Un intelectual que no domine
las pasiones lo tiene en estas playas
complicado, por mucho que se afane
en mantener la dignidad, la calma.

Juncos adolescentes siegan la brisa
con la frágil dureza de las varas;
tensa el cuerpo maduro plenitud
cuando se entrega al roto mar que avanza.

Si medito, se rebelan reflexiones;
y si leo, las letras se atragantan,
que llevo abiertos en mis ojos viejos
dos ascuas encendidas, dos ventanas.

Y así he venido a ser lo que me ocurre,
lo que quiere la vida cuando pasa.


4
Las gacelas de varas más flexibles
siegan la luz cambiante de sus arcos,
se mueven con el viento como espigas
en un campo de mar azul dorado;

no parece que sepan qué les lleva
ni la emoción sutil que van creando
en el mapa interior de las querencias
que renuevan las playas del verano;

al desnudo se atreven las gacelas
tendidas hacia el sol o caminando
o en un bosque de espumas que las olas
entregan a estallido azul y blanco.

Gacelas en mis ojos por la tarde
que luego en mi recuerdo se han quedado.

y 5
Cuánto la vista queda regalada
al contemplar perfil y arquitectura
con que van sucediendo dulcemente
las láminas del aire en tu figura;

sabe el mar que tú pasas por la orilla,
por eso salta, se abre y transfigura,
serenidad templanza y ansiedad
atrapados al fin en compostura;

aquellas que no son las de mirarte
no son razón de estar, no son cordura,
tanto reposa ser con tu presencia
qué gota de pasión breve y madura

culmina todo lo que siento y canto:
ya tengo en mis ojos la hermosura.