Cuaderno de pantalla que empezó a finales de marzo del año 2010, para hablar de poesía, y que luego se fue extendiendo a todo tipo de actividades y situaciones o bien conectadas (manuscritos, investigación, métrica, bibliotecas, archivos, autores...) o bien más alejadas (árboles, viajes, gentes...) Y finalmente, a todo, que para eso se crearon estos cuadernos.

Amigos, colegas, lectores con los que comparto el cuaderno

TODO SE PUEDE DECIR PERO POR AHORA MEJOR QUE NO

Mejor que no utilices ya tanto "evento", al menos por respeto a don Antonio Machado, cuya primera lección de Juan de Mairena lo cuenta; que dejes "obsoleto", que "impartas" lo emplees sólo cuando te pongas en plan cura o militar; y que en vez de "solapar", ya que no el viejo "traslapar", utilices 'coincidir'. Si puedes, todavía, resistirte a las "tareas a realizar" y semejantes, suprimiendo todo lo que cuelga después del sustantivo, tanto mejor. Y por favor, por favor, por favor olvídate de vestir al tema o los temas,  si son sustantivos, con ese sufijo picudo de "temática". En general es criterio razonable el de no añadir sufijos inútiles, sobre todo en verbos ("culturizar", "valorizar", etc., por "cultivar", "valorar", etc.)
Todo se puede decir y escribir, todo; pero la expresión resultará más ajustada y menos artificiosa y forzada si vamos poco a poco matizando usos.
Con respecto al corrector de Word y semejantes, no te confíes, además de que no sabe tildar muy bien (cosa que también le ocurre a la TV pública; prueba con "rehúsa" y semejantes), persigue a los sufijos y no le gusta ese prurito innovador con el que puedes adornar tu expresión. Mi consejo es que tú le corrijas a él, y que lo utilices, si lo haces, solo para los olvidos y erratas.
Habida cuenta de lo que nos regalaron unas navidades los reyes magos para universalizar la ortografía (la de la RAE), te aconsejo que seas muy prudente con las mayúsculas –"caja baja"– bordeando incluso lo que te van a reprender, fíjate: "por dios, por la patria y el rey...."; "antoñuela la pelada....", "El director de la RAE...." "el ministro de trabajo...." Y así. A mí me están llegando ya a la onomástica, fíjate: óscar, ángel, mariano, antolín.... Si haces eso, procura que no ande por ahí cerca un profe de filología y te suspenda; más que nada porque los suspensos, como ya habrás adivinado, no sirven absolutamente para nada.
Va publicando –regalo para unas navidades– Manuel Seco un Nuevo diccionario de dudas y dificultades de la lengua española (Madrid: Espasa, 2011). Manuel Seco es quien mejor puede mantener vivo un diccionario de este tipo, en el que utiliza sabiamente la manga ancha y difiere, cuando parece oportuno, de soluciones oficiales, modas y otras componendas. Es por cierto, normal, que cada hablante difiera, por su parte, de algunas soluciones que en él se encuentran, porque la lengua –afortunadamente– no es un lenguaje matemático; él mismo, a veces, va y viene (véase la solución actual para "adecua / adecúa", por ejemplo). Nos daremos un paseo con "post" de resultado por obra tan amena y universal.
¿Y qué hacemos con ministros y ministras y construcciones semejantes? Habrá que ver. Porque son distintas la gramática y la historia. La historia forjó de manera brutal –machos contra hembras- una gramática en la que el masculino se imponía como dominante, y es lo que hemos heredado. Ahora nos encontramos con esa gramática forjada a golpe de varón: no, realmente no es inocente; pero es muy difícil contravenir la gramática y dar marcha atrás a la historia.
Vaya. Otra vez, vaya.