Cuaderno de pantalla que empezó a finales de marzo del año 2010, para hablar de poesía, y que luego se fue extendiendo a todo tipo de actividades y situaciones o bien conectadas (manuscritos, investigación, métrica, bibliotecas, archivos, autores...) o bien más alejadas (árboles, viajes, gentes...) Y finalmente, a todo, que para eso se crearon estos cuadernos.

Amigos, colegas, lectores con los que comparto el cuaderno

sábado, 20 de junio de 2020

estela de la fuga



hubo noticia      de que ser         entonces
como que antes    o mientras      se esperaba
los versos      anunciaron       que venía
se deshizo        al llegar a las palabras

hubo algo más     quizá      de lejanía
cada día    se amó         lo que aun no estaba
muy más cerca    alcanzó     sin que supiéramos
y bien cerca pasaron     las distancias

hubo luego     más tarde      el deslizarse
la intensidad   sin fin    de quien se marcha
y dejando la estela      de su fuga
un paisaje de luz     quedó en las brasas

entonces      cuando el verso      casi hubo
consumido ya      todo       mientras nada



[La misma sensación al pasear por el museo de las nacionalidades de Kunming, en Yunnan, de donde vienen las ilustraciones, que pasan por una de los enormes eucaliptos junto al lago Dai (桉树), terminan con las de Xian, y se encabezan con el sinuoso río Er, que va hacia la frontera con Rusia].






miércoles, 10 de junio de 2020

volveré a Hangzhou


En cuantico pasemos de fase y otras gaitas, este menda lerenda viajará a Hangzhou, que ya lo he decidido, no hará falta tierras nuevas y gentes nuevas. Por el momento, en  Madrid, han subido las cerezas a precios imposibles, y ya no llegan del Bierzo, Jarte, Huelva, Alicante... como si se las hubiera tragado la tierra. De miseria compré el otro día medio quilo, penoso, por 3,50, para no probar uno de los frutos que anunciaba el verano entre nosotros, como los melocotones de Aragón, los albaricoques, las paraguayas, los mil tipos de nactarinas y fresquillas.... Todo anda así, pues el melón y la sandía no bajan de 1,25 el quilo, cuando otrora compraba uno un melón delicioso –de Almendralejo, mismamente–. de cuatro quilos, por un par de euros.
Mala cosa lo de esta pandemia que sube tanto el precio de la fruta.




que vuelva a ser      sencillo y más cercano
que tome    de su lago   las palabras
que se digan     los nombres que sabemos
y repitan    silencios    si que callan


que cansado      delante de la tarde
en silencio     navegue la mirada
hasta ser     quien    apenas     piensa que
sin más nadie     que sepa    lo que guarda

que no se quede    ya que     sin después
sereno      dulce     quieto     como el agua
fundidos    en un lago    el pensamiento
inmersos en sentir       que la distancia


que nada más     alrededor    se quede
y entonces       sin después     y sin que nada






sábado, 6 de junio de 2020

hagamos la dulzura con costumbre

sin saberlo     he cogido de sus ojos
un rescoldo de luz      que respiraba
con sonrisas      acepto lo que ofrece
ese ser     quiere amar    mientras me extraña

no sabe    qué caricia     más    le gusta
el cuerpo tiene herido     y la mirada
remontó    ya hace tiempo  que     la pena
tan solo   da su cuerpo    a quien le paga

hagamos la dulzura     con costumbre
dejemos    que se besen    las palabras
volvamos a arropar      lo que desnuda
la pena     con ternura     se repara

en el aire     hay un llanto    desprendido
después del llanto        la sonrisa aguarda 

martes, 2 de junio de 2020

Sobre pandemias y miserias y las caceroladas del barrio de Salamanca

los pobres de madrid   ya       se preparan
aprestan         su miseria        sus platillos
acechan     los lugares de costumbre
sus músicas preparan         sus hatillos

de los barrios más sucios y apartados
al metro y a Serrano             se han venido
para que     antes de que abra el Corte Inglés
cada uno en su rincón    ya prevenido

tienda la mano     tiemble       tenga hambre
venda pañuelos         pida con quejido
¡oh barrio de burgueses       que me acoje
barrio de salamanca          sin mendigos!

¡cómo suenan    pucheros     cacerolas!
¡qué riqueza      de pobres      y sonidos!

flor silvestre



como aquella vez que sentí la noche
encima de tu mano      abrió la mía
nunca supe que con la piel se hablaba
que con tanto silencio    se quería

al roce de la piel     poco a poco
he llegado al labio de tu orilla
donde reposa lo que está     y no sabe
serenidad saber que allí seguía

tan frágil la cadencia con que entonces
nunca supo dejar   lo que perdía
he llevado tan cerca la distancia
si fueran las palabras    no podría

en el aire ha quedado   lo que fue
no sirve el viejo tiempo de los días