Cuaderno de pantalla que empezó a finales de marzo del año 2010, para hablar de poesía, y que luego se fue extendiendo a todo tipo de actividades y situaciones o bien conectadas (manuscritos, investigación, métrica, bibliotecas, archivos, autores...) o bien más alejadas (árboles, viajes, gentes...) Y finalmente, a todo, que para eso se crearon estos cuadernos.

Amigos, colegas, lectores con los que comparto el cuaderno

sábado, 31 de diciembre de 2011

Recetas: Alcachofa

He aquí la gloriosa secuencia de la alcachofa, preparadas con la sencillez que exige esta ¿hortaliza? Ahora explico lo de la concordancia. La nueva edición del Diccionario de Seco, que me han traído con unos días de adelanto los Reyes Magos, no va a tanto, aunque avisa que a veces se usa en singular con sentido plural, lo que voy a cumplir en esta entrada, porque resulta muy poético: una receta de alcachofa y hay que contrarrestar la invasión de bisbales-bustamantes-pantojas y de demases que sobrevino inevitablemente con el fin del año. Alivio y desengraso con radio clásica de radio nacional desde la amanecida, que hoy –como domingo– nos enseña un folklore (sé, sé que va con "k") lejano y limpio, con instrumento de cuerda (he caído, por analogía, en otro singularia tantum), buzuquis griegos (programa de Ana Casado). Hará falta sin embargo algún Haendel para olvidar el alboroto de la víspera, que no me dejaba concentrarme en tareas nobles, pues anduve buscando chinas que bailaran con desvergüenza en páginas pornográficas de la red.


Concentrémonos en la alcachofa, hortaliza de sabor muy, muy peculiar y de difícil preparación, lo que suele llevar a recetas sofisticadas que no dan buen resultado; particularmente a la obsesiva receta con relleno, que rebaja a nuestra protagonista a función vicaria de molde.
Mis investigaciones sobre las alcachofas han ido a veces muy lejos; desde luego no me han faltado las romanas, ya que, como es sabido, en los escudos de la ciudad eterna suele aparecer la alcachofa o su figuración; y así, la última vez que allí estuve, con un erasmo profesoral que me firmó mi colega Patricia Botta, para trabajar en la serie de bibliotecas de la capital; pues digo de mi cuento que acudí una noche al barrio judío, en donde se preparaba –me aseguraron– la mejor alcachofa romana, que me sirvieron entera, después de haberla sumergido en algún aceite, con escasa gracia, la verdad. La mejor alcachofa frita es la que he tomado en algunos bares de tapas de Valencia, cortada en láminas muy finas, tostada a la plancha y generosamente regada de aceite de oliva y limón. Mas no es esa la receta con la que voy a excitar los paladares, que irá enseguida, en cuanto añada que también resulta exquisita la rebozada, siempre que se alcance la prudencia del rebozo y del frito. Y que no sean de bote. Quizá sea la hortaliza que más desfigura forma, sabor y gracia cuando nos viene envasada o congelada, transfiguración que a mí no me gusta mucho, qué le vamos a hacer. 
Impresionante la colección de alcachofas de la red, aunque la mía, de verdad, es la mejor:


La alcachofa tiene su época, pues no es primaveral; lo digo porque la más sabrosa y la más tierna para guisar no es la grandota, sino la menuda, de cogollo muy tierno. Las grandes alcachofas, casi como melones, no se suelen ni vender ni consumir en España, al menos en las regiones que frecuente, lo que es muy curioso, porque son bocado goloso en el resto de Europa, y en los populares mercadillos franceses –Toulouse, París, etc.– se venden y anuncian como "de l'Espagne". Yo las tomaba en conventos bretones (en Dole), en donde los monjes las colocaban hervidas y enteras, presidiendo las largas mesas: se iban arrancando con la mano las hojas o basquiñas y se mojaban en unos platillos con salsa simple (alguna vinagreta adornada), para comer solo el extremo blando. La escena era medieval.
Están en toda nuestra historia literaria y artística, desde siempre, pasando por el romance de Quevedo Boda y acompañamiento del campo (B 683, "Don Repollo y doña Berza...."), en donde acude a las bodas, como noble, doña Alcachofa compuesta / a imitación de las flacas; / basquiñas y más basquiñas, / carne poca y muchas faldas... (vv 54-56). Para ejemplo artístico, ya que hemos citado a Quevedo, ¿cómo no reproducir uno de los muchos bodegones de su amigo Van der Hammen, o la fuente de la alcachofa, hoy en el Retiro? Vayan acompañados de la deslumbrante flor de la alcachofa, porque la naturaleza, ¿vence al arte? He copiado la foto de la flor en http://www.flickr.com/photos/14228038@N06/3822093557/
Se quitan sin miedo las basquiñas, mejor pasarse que dejar las que luego resultarían duras, y se guardan los corazones y los pedúnculos, también pelados, con los que se puede preparar una sabrosa tortilla (rehogados y troceados con jamón); pero los vamos a poner a hervir en agua con sal, junto a los corazones cuarteados o mediados (si la alcachofa es mala o crecida, habrá que eliminar la pelusa del centro del corazón). Quince minutos. El mismo tiempo que tardará en dorarse a fuego lento una cebolla cortada –mejor morada, es más dulce y contrasta con la amargura de la alcachofa– con un ajo picado muy fino.
Cuando la cebolla ya ha alcanzado el rehogo perfecto, que puede alargarse a fuego lento, se añade una cucharada de harina y se remueve, para que haga salsa: lo normal es que vaya espesando y que, con buena mano, el cocinero añada un chorretón de vino de Montilla, ajerezado o semejante, y si aun necesitara más caldo, cucharadas del agua en la que estaban hirviendo o ya han hervido las alcachofas. Así se logra una textura que no es ni fu ni fa: ni pegote ni caldillo, salsa cremosa y olorosa en la que se van colocando las alcachofas hervidas y removiendo con cuchara de palo, como la muerte en los romances de Lorca y en el viejo refranero. Se dejan templar. Bocado de cardenal. Exquisitas. Sencillas.

No soy partidario de rociar con zumo de limón la alcachofa cuando se desnuda de basquiñas –para que no se oxiden, se dice– pues pierde algo de sabor y su color no es el pálido y desmayado de los corazones congelados, sino el oscuro y denso de los corazones que al madurar han sabido conservar todo su sabor, y no voy a rematar fácilmente.
¡Ah! Y sí que encontré a las chinitas de marras.





Madrid histórico: San Nicolás

El índice de entradas referidas al Madrid histórico en este blog se encuentra en


A la iglesia de San Nicolás hay que ir a buscarla callejeando por el Madrid viejo, cerca del Palacio Real, hacia el final de la calle Mayor y del Arenal; y aparece de repente, con una coquetería de siglos, disfrazada de torre mudéjar y parroquia de arrabal; mejor aun si se va de noche. 
Como parroquia vieja, tiene poca cara, primero rodeada de callejuelas cuyo trazado –al crecer Madrid– ha terminado por esconderla, aun cuando goce de la buena compañía de alguna librería de viejo y de repentinos rincones y plazoletas que José Bonaparte no llegó a enderezar con más derribos.

Se cita en el Fuero de Madrid como "sancto Nicholao", entre las diez parroquias existentes, y la única que queda en pie, por cierto. Aparece en la documentación medieval del Madrid precortesano; es posible que haya sido, como la mayoría de las viejas parroquias, ermita, luego iglesia de San Nicolás  de Bari" y mucho más tarde, como diremos (en 1825) "de los Servitas", una orden tercera italiana. Sin embargo, historiadores hay que sitúan en ese lugar la "mezquita" del Madrid árabe, lo que se podría confirmar con estudios arqueológicos, que no sé si han hecho (por lo menos no lo he visto en el actual Museo de Madrid, palacio del Conde de Paredes de Nava, donde se exponen). Si la fecha es la del siglo XII, mejor ermita que mezquita, a pesar de la evidencia de los arcos de herradura por todos lados, incluyendo el que separa el cuerpo de naves de la cabecera. 
Junto con San Pedro, resistió la invasión de las nuevas parroquias y monasterios que fueron ocupando terreno –y feligresía y dinero, fundamentalmente por los enterramientos– cuando se acercaba la capitalidad, a mediados del siglo XVI: San Ginés, San Sebastián, San Martín.... Hay que hurgar visualmente un poco para darse cuenta de sus arrugas: la torre mudéjar (¿del siglo XII?), coronada por un campanario herreriano posterior (de comienzos del s. XVII; es el que se tambaleó en 1891). Como todas las viejas iglesias está llena de pegotes, añadidos, obras.... que desfiguran su planta única inicial, muy irregular, con capillas, sótanos, muros, verjas: la cabecera gótica (del siglo XV), los adornos mudéjares y platerescos, el espléndido armazón arquitectónico en madera, "de par y nudillo", la torre y, probablemente, la bóveda de crucería del altar mayor, las criptas con los enterramientos –que no he podido ver– puede que sea lo más genuino. Siete siglos de historia son muchos siglos. La portada de granito con molduras barrocas y una estatua de San Nicolás es del prolífico Luis Salvador Carmona (principios del siglo XVIII). La última restauración es la de 1981-2.
Baena (Teatro) la llama "Sam Nicolás de Bari" y dice que la iglesia y la feligresía es pobre; así como que en su altar mayor se venera la efigie de Nuestra Señora la Antigua. No por otra razón está cercana al Instituto Italiano de Cultura, aunque esa historia nos llevaría ahora lejos.
En defensa de la enseñanza pública, parroquia al fondo, calle de Atocha
Fue curiosamente una de las parroquias favorecidas y mimadas por Fernando VII, de cuya época proceden la mayoría de los cuadros y esculturas, sobre las que el párroco actual cuenta milagros y leyendas. No es una historia ni una leyenda el apuntalamiento que dejó señales alrededor a raíz de su última reconstrucción. 
Es frecuente en la documentación del último tercio del siglo xvi que aparezca como lugar preferido de enterramiento, y así lo fue, por ejemplo, del padre de Quevedo, Pedro, o pudo haberlo sido de Ercilla –como dice una lápida actual– muy activo en Madrid, precisamente, durante esos años. 
La denominación actual procede precisamente de la remodelación eclesiástica llevada a cabo en 1805, cuando se unieron nominalmente las dos viejas parroquias cercanas de El Salvador y San Nicolás, que es como continúan en la actualidad, con sede en la primera; y se vacía de feligreses San Nicolás hasta que en 1825 fue concedida a la Congregación de los Servitas de María, quienes todavía hoy deberían regentarla, aunque yo con quien he hablado es con un cura normal y corriente, digo yo.
Años más tarde, en 1843, el edificio de la viejísima parroquia de El Salvador fue demolido –por ruina y desamortización al mismo tiempo– y la parroquia volvió a llevarse a San Nicolás, hasta que una nueva reforma parroquial en 1891 volvió a reunificar ambas en la que había sido iglesia del antiguo hospital de San Juan de Dios en la calle Atocha, donde hoy está. La foto muestra ese lugar el día de la manifestación en defensa de la enseñanza pública, pues allí pasamos, desde Atocha camino de la plaza de Benavente, probablemente bendecidos por los dos santos y tomados por locos por San Juan de Dios.  Aunque el hospital de San Juan de Dios había sido fundado en 1552 por el muy venerable Antón Martín –el que da nombre al barrio, al metro y a las tiendas de emigrantes–, su iglesia databa de 1798, y allí se instaló la parroquia de El Salvador y San Nicolás, que compartió edificio con el hospital hasta que a finales del siglo XIX el recinto hospitalario fue traslado a sus nuevas instalaciones, que hoy conocemos como el Hospital General Universitario Gregorio Marañón, donde yo voy cuando tengo una urgencia, como medio Madrid.
Aunque la primera iglesia al lado del Alcázar, en esta "foto" del viejo Madrid, es la desaparecida parroquia de San Gil, alguna de las tres que suceden ha de ser la de San Nicolás

¿Queda algo de lo que fue el hospital de Antón Martín y hoy es parroquia postiza de El Salvador y San Nicolás? Lo poco que había terminó por destruirse durante la guerra civil, y se restauró hacia 1948, en ambos casos con barbarie, aunque el templo actual resulta funcional y sencillo y mantiene dos "ambientes", como diría un decorador actual: por un lado la iglesia de El Salvador, de planta rectangular con dos capillas a los lados; y por otro la capilla de San Nicolás, situada al fondo, en el presbiterio. 
Mapa de las iglesias de Madrid, siglo XIII, procede de V. Pinto y S. Madrazo (dirs.), Madrid. Atlas Histórico de de la ciudad (Madrid,  1995)
En la parte trasera del templo, junto al cine Doré, sin embargo, se localizan algunos restos del antiguo edificio y cuando voy a la filmoteca –la del Doré, modernista el edificio– pienso si me habré sentado cerca de los restos de Pedro de Quevedo, que vino a hacer fortuna desde los valles de Toranzo, en la ribera del Pas; o si sobre aquellas piedras hizo penitencia Antón Martín.

Búsqueda de autógrafos. Bartolomé Leonardo de Argensola

Cuarenta páginas escritas de puño y letra del rector de Villahermosa (1562-1631) me parecen hoy un verdadero hallazgo cuando pienso en lo que sufrimos para dirimir si eran o no autógrafos, por ejemplo, los poemas tenidos como tales de los manuscritos  4104 o 4141 de la BNE, primero al catalogarlos, luego al elaborar la página correspondiente de la Biblioteca de Autógrafos Españoles, en donde consta, con el nº 28 del vol. I, precisamente con un soneto del último manuscrito citado.
Resuelto a investigar la cuestión –y aprovecho para indicar pasos de la investigación en este sentido– determiné los lugares en donde Bartolomé había vivido y trabajado, para explorar fondos documentales: capellán de la emperatriz María de Austria hasta su muerte, en 1603; largas estancias en Zaragoza; formando parte del séquito del Conde de Lemos en Nápoles; en el cabildo catedralicio de Zaragoza.... Busqué, en consecuencia, en la documentación de las Descalzas Reales de Madrid –la capellanía–; y allí encontré varios documentos legales, curiosamente más tardíos, que di a conocer en este mismo blog.

Hoy puedo ampliar la colección con unas cuarenta páginas autógrafas de la BNE– que además habían pasado desapercibidas, pues son las actas de las juntas que se celebraban en el Palacio de Nápoles en 1612, que él redactaba y firmaba como secretario. Tienen además valor histórico por los asuntos que tratan y que remiten a la vida y circunstancias del virreinato, por menudo. 



Las muestras, como se verá por los ejemplos, son muy valiosas. Como pasa en muchos casos con la investigación, estaba leyendo el manuscrito porque me interesaban otros papeles que guardaba sobre las modos de proceder los virreyes en Nápoles, de lo que daré cuenta en otra ocasión, después de que lo exponga en la Universidad de Pisa, a mediados de enero.


viernes, 30 de diciembre de 2011

Desmadres para despedir el año

He estado intentando concentrarme en unos cuantos manuscritos de la BNE, en donde he identificado la letra de Bartolomé Leonardo de Argensola y otras curiosidades, por ejemplo que a don Diego Hurtado de Mendoza se le ordena que no lleva más de un lacayo de ayuda en la campaña de las guerras contra los moriscos....; pero no había modo de trabajar, porque delante de la biblioteca, en la Plaza de Colón, se había concentrado mucha gente sobre la que unos altavoces potentísimos –esos eran los que perturbaban– derramaban cantos religiosos con el estribillo "aleluya", entre otros. Vaya, vaya; será por las llamadas medidas de austeridad que se han publicado hoy para el común de las gentes, entre las que no se encuentran senadores, concejales y otros factores de esas mismas medidas. 
Vacías se iban quedando las salas. Y me tuve que ir, con dolor de cabeza y sensación de tiempo gastado; justo al salir por una de las puertas principales alguien comentaba que "ya se había acabado", aunque el varón de las aleluyas no daba tregua, y todavía, cuando alcanzaba Serrano, me golpeaba con una alegría tristísima los oídos.
Tres modos de venganza y rabieta terminarán la tarde. El soneto, el programa de jazz que escucho a media tarde en France Musique, y las ilustraciones, que proceden de una de mis páginas que tengo señaladas en "favoritos", invento y secuencias diabólicas para el varón de marras. Y es que el individuo se conduce a veces por instintos.
Al fin y al cabo la verdadera ramplonería nos la darán mañana, año viejo.



Quien nos hizo una especie inteligente
se olvidó de explicarnos tu sonrisa
y la estela que dejas cuando pasas
sin siquiera mirar, como con prisa;

parece que tampoco se ocupara
de los estragos con que el tiempo avisa
que no se sabe dónde nos iremos
cuando cae el edificio y la cornisa;

pero es cierto y la rima lo sostiene
que nos llevan a todos sin camisa,
si primero a la tierra con el barrro
y si luego al espacio con la brisa.

Más tarde pum rubrica el acabose.
Un canario en mis versos se desliza.


Para compensar a los sencillos de espíritu, daré luego muestra de las casi cuarenta páginas autógrafas de Bartolomé Leonardo de Argensola, me callaré las de Diego Hurtado de Mendoza –porque se lo he prometido a Mercedes Agulló, que espero que no lea esta página–, y por si la lee, ofreceré mi mejor receta de las alcachofas, que será mi cena de nochevieja.








jueves, 29 de diciembre de 2011

Luisa de Carvajal. Todos sus papeles

poesías (octavas)
He terminado, casi con el año, de leer y ordenar los papeles de Luisa de Carvajal, en el archivo del Palacio Real, una mañana fría y luminosa, con el patio de Palacio lleno de turistas orientales: no he podido ver ni la exposición de relojes ni el Belén, demasiadas colas. Mas he podido terminar casi todas las consultas en el archivo, porque allí se conservan los microfilmes de todo o lo más que se guardaba en el Monasterio de la Encarnación: los votos –de los que ya he dado noticia en este blog–, el proceso de beatificación (comenzado en 1626), gran parte del epistolario, poesías.... Casi todo de su puño y letra: una letra menuda, bien  formada, de pocas dudas y trazado firme. 
La correspondencia se ha ordenado en grandes grupos (la de su hermano Alonso de Carvajal, la de padre Cresvelo....)  No sé de qué manera han llegado a ese conjunto, también, las cartas que envió a Rodrigo Calderón, que constituyen un conjunto muy interesante tanto para conocer mejor la figura del privado, el Conde de Oliva, como para retrazar la historia de aquellos años (c. 1610-12), sobre todo los de su embajada en Venecia.

Primera página (de tres) de la útiima carta de Luisa Carvajal a Rodrigo Calderón (20 de noviembre de 1613)
No sé muy bien porqué existen figuras, hechos, momentos de la historia que nos atraen extrañamente, como a mí me ha venido ocurriendo con esta Mendoza, que desde pequeñita –huérfana a los seis años– daba todo lo que tenía a los pobres, tiraba por las ventanas de su casa los almohadones del estrado a los mendigos, que castigaba hasta el martirio su cuerpo y pasaba noches enteras en oración, llegando, durante el invierno, a meter manos y brazos en agua fría para mantenerse despierta, o que vestía como una andrajosa el hábito de san Francisco en su casa de la calle Atocha en Madrid.... Ese tremendo desarraigo que sufrió –me gusta insistir en esta idea– al mismo tiempo que otro desarraigado literario, el Quijote, le llevó a Inglaterra, para intentar alcanzar el martirio mientras predicaba a los herejes, de manera que andaba por las calles de Londres con un Cristo que traía en los pechos, predicando la fe y adorando las cruces de rodillas y haciendo otras cosas que los herejes aborrecían.... " (declaración en el proceso de Alonso de Velasco, capitán de caballos) Y casi todo lo contaba en las cartas, mientras Cervantes escribía la segunda parte del Quijote.
Las cartas no revelan tan solo la espiritualidad de esta extraña y enérgica mujer, que siempre se movió en el círculo de los jesuitas –con su herencia fundó un colegio de la Compañía en Lovaina–, también revelan, y mucho más de lo que ella hubiera querido, las corrientes políticas que precedieron y sucedieron a la tregua de 1609, contra la que escribió y razonó; la belicosidad de la ortodoxia católica, la idea de la misión de España, los macabros hábitos de las ejecuciones, el fetichismo de las reliquias: un verdadero universo ideológico, social y humano, difícil de entender fuera de las coordinadas históricas en las que se produjo.
El legado de Luisa de Carvajal está lleno de rincones, sorpresas, verdades a medias.... que serán muy difíciles de entender en su conjunto, y a las que yo, desde luego, no podré atender, desbordado a mi vez por la febril actividad de esta mujer. Ella también es Siglo de Oro.
Durante la semana del 9 al 15, en París, expondré lo mejor que pueda su vida y sus escritos, para entenderlos con mis colegas en un seminario sobre la España de los siglos XVI-XVII. En las lecturas que he terminado hoy, fundamentalmente las del proceso (1626), cuando ya han pasado unos doce años desde su muerte, los testigos recomponen escenas de su vida, refieren anécdotas, casan datos....; pero ya hay su tanto de leyenda y admiración. Testifican –y por extenso– Lorenzo de Aponte (de los clérigos menores), fray José de San Agustín (conventual del monasterio de San Felipe), varios criados del embajador Alonso de Velasco, Pedro de Zúñiga (otro embajador), Joan de Çevain; su confesor durante un tiempo, el dominico Fray Diego de la Fuente (prior del convento de Santo Tomás); la duquesa del Infantado, la Condesa de la Puebla (una Mendoza), el Marqués de la Hinojosa, varios criados del Marqués de Flores, la madre Catalina de la Encarnación, Juan Pablo de Arenillas.... De entre las  muchas cosas que esos testimonios aducen puede que sea la alusión repetida de que su madre había tenido como consejero a Pedro de Alcántara la que nos lleve a la raíz de su exacerbamiento espiritual, que de todos modos se había producido  como estallido generalizado a partir de 1600, al mismo tiempo que la sociedad se liberaba del peso del largo reinado de Felipe II: el estallido produce la picaresca, la corrupción, el juego, las fiestas....; pero también el acrecentamiento de la onda neoestoica. Nunca antes se habían fundado tantos conventos de clausura en Madrid como los que aparecen realmente, se proyectan o se dotan en la ciudad que deja de ser la capital; y normalmente por nobles o damas de alcurnia.  Hasta a la tía y la abuela de Quevedo alcanza la moda. Ya daré la nómina.
A Luisa de Carvajal el estallido le llevó a Londres, donde se lograba el martirio antes que en Japón o China.
La entrada es larga. La ilustraré con la última carta autógrafa a Rodrigo Calderón (del 20 de noviembre de 1613, la escritura aparece ya algo deformada); una muestra de sus poesías, cuidadas y pulidas; y otra página del proceso. Dejo para otra ocasión dos documentos especialmente sustanciosos: el largo informe del Conde Gondomar (embajador en Londres) y el sobre con declaraciones varias de Luisa de Carvajal que entrega el padre Hernando de Espinosa (es lo que ilustra la última reproducción).




Puede ser que se derrumbe.... (Romance con estribillo)



puede ser que se derrumbe
hace tiempo que lo quiere
el vacío por ahí anda
dicen que no lo detienen
ni los viajes hacia el mar
ni el viento cuando remueve
telarañas de la vida
y descubre lo que pierde
tantos años tantos años
tantas veces tantas veces
tanto de tanto que fue
sin que nadie nos dijese
lo que canta el villancico
con panderetas y nieve

la nochebuena se viene
la nochebuena se va
y nosotros nos iremos
y no volveremos más

Trajín y labor de sienes
al cabo de tanto andar
y ahora este villancico
la rima obliga a cambiar
que así mejor nos recuerde
que no se puede parar
la cabalgata del tiempo
nochebuena y navidad
que un año tras otro vuelve
lo que ya no volverá.

La nochebuena se viene
la nochebuena se va

A los reyes he pedido
que no me dejen amar
el lugar donde no se ama
el dolor la pena el mal
los ojos que no devuelven
lo que se pide al mirar

La nochebuena se viene
la nochebuena se va

Las hojas de los castaños
arriba y secas están
si el viento no las desprende
doradas se quedarán
soñando una primavera
que nunca nunca verán

la nochebuena se viene
la nochebuena se va




De la crisis a la desidia, pasando por la desvergüenza

He pasado hoy –por obligación– mañana y tarde en centros de documentación: por mis ojos han pasado documentos de Cervantes, Velázquez, Goya, Villamediana, el Duque de Lerma.... y he leído cartas de puño y letra de F. Listz, Wagner, Hernán Cortés, el Gran Capitán, Galdós, Víctor Hugo.... En el caso de la primera serie enunciada lo hecho en unas condiciones de precariedad que, en verdad, contrastaban con lo que iba pasando por mis manos y sufrían mis ojos, sufrimiento añadido porque las condiciones de trabajo en el Archivo Histórico de Protocolos de Madrid –las mismas o peores que las de hace veinte o treinta años-- eran degradantes: falta espacio, personal, digitalizaciones y reproducciones.... Falta todo, excepto la buena voluntad del puñado de gente que allí acude a trabajar o de los investigadores que tienen la paciencia de hacerlo y de intentar desojarse con los viejos lectores de microfilme. En algún momento he cruzado comentarios al respecto. La crisis.

Anotaciones autógrafas de Quevedo en el libro cuya portada se reproduce
en la otra ilustración

No, no es solo la crisis. Con cualquiera de las dietas de un senador o con las carteras de piel y los teléfonos que les regalan, o con cualquiera de los lujosos "audis" que se gastan.... sería suficiente para el presupuesto anual de un AHP decente. Y con un mirage se arreglaba el hermoso edificio que lo contiene, antes de que se caiga. Y con un día de campaña de elecciones se adecentaban todas las salas. Con dos viajes en primera de dos eurodiputados se pagaba el sueldo anual de un buen archivero. Y con lo que Gallardón ha invertido en despachos del nuevo ayuntamiento se digitalizaba todo el archivo, se llenaba el archivo de artilugios, se protegía de la humedad a todo el fondo y me compraban a mí unas castañuelas. Y así sucesivamente. Sin necesidad de llegar a las primas y los seguros de los consejeros de los bancos que nos van arruinando lentamente. O sea que no, que no es la crisis, es la desidia y la desvergüenza, que se apoya en la degradación cultural, que permite ocultar o minimizar todo este proceso inexorable hacia el embrutecimiento, para dar vía libre al enriquecimiento inmoral y la corrupción.

Por la tarde, en la Biblioteca Nacional, en donde he estado hurgando los autógrafos que citaba,  he intentado identificar el que adorna esta entrada, de Quevedo, uno entre miles que allí se conservan. La sala Cervantes estaba semivacía, exactamente siete personas. Es verdad, que no es modo de pasar unos días de fiesta en medio de estos papeles viejos; pero es a partir de estos papeles viejos como se descubre, organiza, da a conocer, publica, etc. lo que fuimos, parte de lo que somos, lo que si queremos ser personas todavía nos emociona y nos permite serlo plenamente.

lunes, 26 de diciembre de 2011

Documentos de Villamediana. Alguien que cuide de Felipe de Tassis

El corpus documental del Conde de Villamediana se publicará en el próximo número de la revista Manuscrt.cao –acaba de aparecer el número 11, 4 de la nueva serie–, pues es demasiado extenso para estas páginas de blog: unas doscientas entradas sobre la familia de los Tassis, desde mediados del siglo XVI, los primeros, hasta finales del primer tercio de la centuria siguiente los últimos. Terminaré la tarea esta semana, rematando detalles y cuadrando fechas en el AHPM y en la Biblioteca del Palacio Real. En el entretanto, ofrezco muestras de por aquí y por allá, de los que ya he ido cuadrando y careando con las breves series de Cotarelo Narciso Alonso Cortés y Rozas.
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Dificultades para encontrar a alguien que se ocupe de Felipe de Tassis, que al final quedará bajo la tutela de Pedro de Grijota, pues sus tíos –entre ellos Juan de Tassis, el que será primer Conde de Villamediana– están muy ocupados al servicio de su majestad. Estamos en 1586.  

En la ciudad de Salamanca, a veintitrés días del mes de agosto.... de 1586... don Felipe de Tassis, canónigo en la santa iglesia desta ciudad.... que Catalina de Acuña, su madre... mujer que fue de Reimundo de Tassis, correo mayor de su majestad, y comendador de Carrizosa, de la orden y caballería de Santiago, difuntos.... nombró por tutor e curador de la persona e bienes del señor don Felipe de Tassis, su nieto, hijo del señor don Pedro de Tassis, ya difunto, al señor don Juan de Tassis. su hermano, correo mayor de su majestad, e si por alguna causa el dicho señor don Juan no pudiese o no fuese su voluntad de encargarse de la dicha tutela e curaduría, en tal caso lo fuese el dicho señor don Felipe de Tassis, y si él no quisiese o no pudiese encargarse dello, lo fuese el señor don Luis de Guzmán... e porque los dichos señores don Juan de Tassis e don Luis de Guzmán no lo quieren ser por estar ocupados...nombran a Pedro Grijota....



... desistió de la dicha tutela por estar como está ocupado en su iglesia y residir fuera de la corte de su majestad... nombra para que sea tutor de su sobrino don Felipe  a Pedro de Grijota...



Diego de Grijota correo mayor de la ciudad de Toledo dice que su padre, residente en la corte, ha sido nombrado tutor y administrador de la persona y bienes de don Felipe de Tassis, hijo de don Pedro de Tassis, ya difunto, y que para ejercer como tal ha de dar fianzas, por lo cual otorga todo su poder para salir como fiador de su padre.






Portulanos y cartas de navegación para Quevedo


Portulano de Battista Agnese, 1544






Voltius, 1592


Una de las cuestiones que no he podido dirimir de modo convincente es la de los viajes a Italia, sobre todo lo que Quevedo hizo (1613-1619) o los que se hacían entonces, durante los virreinatos de su señor el Duque de Osuna. Confieso incluso haber hecho yo un par de veces esos mismos viajes, incluso haber punteado con alfileres mapas de la época señalando los lugares que asoman en el CODOIN (la colección de documentos inéditos, que publica en unos cuatro volúmenes todos los despachos entre Sicilia/Nápoles y Madrid durante el periodo de Osuna. En algunos lugares frecuentemente citados, como Ótranto, lugar de novelas inglesas del s. XVIII, por ejemplo, he llegado hasta ver los mapas de fortificaciones a comienzos del siglo XVII (se guardan en la BNE, sala Goya). Así las cosas, pensé que el primer paso era hacerse con cartas de navegar y portulanos ('mapas de puertos') de la época. Así me explicaría por qué Quevedo baja gasta Cartagena para embarcar; o por qué otras veces prefiere el camino de los Pirineos, ¡pasando por Toulouse!; o por qué para varios días en Niza (eso se sabe por cuestiones más históricas que geográficas, desde luego).
Mapa portulano de Joan Martines (1587) 





















Relacionado con el problema de los viajes andan varios otros aspectos, a uno de ellos me gusta referirme como "lo que viene y lo que va": ¿cuándo llegaron los cuadros de la Ribera para la Colegiata de Osuna? ¿Vinieron en el barco de Quevedo? ¿Y la estatua ecuestre de P. Leone, a la que nuestro autor dedicó un soneto?.... El trasiego artístico se refina aún más cuando de todos estos objetos pasamos a los más menudos y personales: ¿Por qué hay una manuscrito en su mayor parte autógrafo de las poesías de Quevedo –sobre todo de las silvas– en la BN de Nápoles? Y esa copia –que no me dejaron ver– de un "Discurso de las privanzas", ¿qué hace en Sicilia? 
Portulano de Vasconte de Maiollo, 1535
Ahora que estoy volviéndome a plantear un "Quevedo en Italia", que será también el que expondré en próximo seminario, en Pisa, ante mis colegas italianos, todas estas cosas, entre otras muchas, se me plantean con pincel fino, pues con brocha gorda en algunos casos hube de tratarlas hace años, al completar una biografía de Quevedo. En la mayoría de los replanteamientos he podido avanzar en la investigación y el conocimiento; en otros, jóvenes colegas, investigadores locales, pesquisas posteriores, etc. me han ayudado o serán los encargados de proseguir este itinerario, que remacho ahora con los portulanos y cartas de navegación que mejor armonizan con la inquietud viajera de aquellos años. La última carta, por ejemplo, un maravilloso mapa manuscrito de la BNE creo que no se ha utilizado nunca o casi nunca. Los otros, son muestra importante que jalonan los años posteriores, hasta comienzos del siglo XVII.

Carta de navegar del siglo XVI (ms. de la BNE)





domingo, 25 de diciembre de 2011

Romance

A tu paso pasa todo
nada se puede parar
miel de lo ojos arrasan
rasgados para llevar
del que con luces enlaza
puente del dulce mirar
cuanto de rojo los labios
cuanto infinito de mar
abierto quedó el silencio
en las manos temblarás
y así que puse el cansancio
y así que quise dejar
pasión navega dulzura
dulzura guía ansiedad
ansiedad tiembla en la piel
piel que encendida abrirá
incendio del cuerpo oscuro
negra brasa de humedad
los labios queman los labios
los ojos quieren cerrar
tenue el aire lento el viento
ya no queda nada más
los pensamientos en vilo
que suspendidos ya van
la quietud alrededor
suave late intensidad
juntos juntos juntos juntos
los dos juntos nada más
que cuanto como que sea
que cuanto si que será
de cuantas soñé mucho antes
veces que no se sabrán
aquellas que tanto fueron
lágrimas al despertar
aquello que cuando vienes
aquello que cuando estás
donde no sé si termina
donde que tú nada más








Publicación del nº 11 (4 de la nueva época) de Manuscrt.cao

Como programado –y para felicitar las fiestas, muy oportuno– se ha publicado hoy en http://www.edobne.com/manuscrtcao/ el número 11 –que es el cuarto de la nueva época, on line– de la revista manuscrt.cao.


sábado, 24 de diciembre de 2011

suquet de rape

El suquet es una especie de ragout de pescado que, al parecer, se guisaba en los barcos aprovechando los productos del mar y los más básicos de cualquier guiso (patatas, ajos, tomates....) Como todos los guisos, su mejor o peor fortuna radica en la consistencia de la salsa y en la bondad del producto guisado, que en este caso será rape, para cena durante estas fiestas, cena pretenciosa en correspondencia con las que se realizan tradicionalmente por estas fechas. El nombre delata su origen levantino, catalán, en donde –es verdad– he tomado los mejores suquets.
Limpio el rape y cortados los dos lomos en medallones o pedazos generosos, con la morralla se prepara un caldo, al que se le puede echar una hoja de laurel; mientras cuece, se doran con aceite de oliva en una sartén, o en la misma cacerola que se va a emplear para el suquet, medio paquetito de almendras (basta con 50 gramos) con un ajo picado; hay quien prefiere que se doren dos rebanadas de pan: la función  va a ser la misma, lograr que espese la futura salsa. Yo he empleado las dos cosas: dos rebanadas de pan y unas almendras, con el ajo muy picado y, al final, unas ramas de perejil. Ese rehogado se lleva al mortero en donde se machacará –puede que haga falta añadirle unas cucharadas del caldo– y se reservará. 

En ese mismo aceite o en la cacerola se pica una cebolla que se deja dorar lentamente, al cabo de lo cual se le añade un par de tomates cortados en cuartos (con una pizca de sal y otra de azúcar), y se deja que se vayan trabando lentamente. En la cacerola de marras se doran un par de patatas, que se han pelado, cortado y salado en rebanadas de medio dedo de gruesas. Todo en su punto: el tomate, las patatas, el caldo y la base de la salsa se va añadiendo por este orden a la cacerola: patatas, salsa de tomate, caldo y finalmente la pasta el mortero (almendras y ajo). Si el resultado es demasiado caldoso, se deja consumir al fuego; si es demasiado espeso, se añade un poco más de caldo o agua. Y solo al final se apaga el fuego y se van introduciendo los medallones del rape, que se hará con el calor residual que guarda la cacerola.

Como es plato que admite variantes por todos lados, hay quien lo adorna con una discreta nota de marisco –gambas, langostinos, almejas....–, añadido al final. También es frecuente cocinarlo sin patatas, tan solo con los tomates, el ajo y el perejil formando la primera salsa: es el suquet más sencillo y, si se logra,  el más sabroso.







Métrica: Los pentasílabos (I)

Los índices de Métrica se encuentran en:

http://hanganadolosmalos.blogspot.com/2011/09/metrica-espanola-indices.html
Las combinaciones de los pentasílabos irán en entrada posterior



El pentasílabo es verso de combinaciones múltiples, sobre todo para quebrar heptasílabos en la seguidilla, desde finales del siglo xvi; o los endecasílabos de la estrofa sáfica, unas décadas antes; todo ello en contraste con su escasa presencia como verso autónomo al margen de la lírica tradicional. Sin embargo, es extraordinariamente abundante en la poesía actual, como componente de tiradas irregulares o en serie.
Como verso autónomo había aparecido en endechas desde el siglo xv. Son muy llamativos los usos en Nise laureada, de Jerónimo Bermúdez, y los miles que empleó Lorenzo Matheu en 1665 para traducir el Spill, de Jaume Roig, al español.
Brillante y sonoro, aparece como componente de bastantes metros mayores: como secuencia del decasílabo; final de los endecasílabos con secuencia 6.7, es decir, como un recordatorio del adónico; hemistiquio de los dodecasílabos premodernistas, en 7+5 y de otros metros mayores… Los neoclásicos acogieron su forma para un sinfín de composiciones propias aparentemente populares: tonadillas, romancillos, letrillas, etc. Durante el siglo XVIII alcanzó, en efecto, el rango de metro corto,  por ejemplo en fábulas de Hartzenbusch (“El pájaro y el niño”), Iriarte (El naturalista y las lagartijas), en las “cantilenas” de Nicolás Fernández de Moratín. Estos y otros autores—Meléndez Valdés, Iglesias de la Casa…-- moldearon en pentasílabos sus romancillos, tonadillas e incluso otras formas más complejas (como silvas y redondillas). Recogido por el romanticismo, que experimentó con su forma y combinaciones, no dejó de cultivarse profusamente desde entonces, incluyendo los modernistas. Otra fértil corriente procede de la poesía tradicional y de sus imitaciones, pues se documenta ya en las jarchas, en el famoso estribillo de Berceo (eya velar, del Duelo de la Virgen), como en muchos otros semejantes, e incluso en poemillas autónomos. Mientras la poesía tradicional los combinaba con versos de arte menor, los poetas modernos lo han hecho con todo tipo de versos, incluyendo los de arte mayor. Ejemplo de lo primero:

8    Perdime por conoceros,      2.7
5    ojos morenos,                   1.4
8    perdime por conoceros.      2.7

(tradicional)

Ejemplo moderno de Agustín García Calvo:
8      ¡Que bien se está en esta  fonda
5      de la estación
7      de Medina del Campo!,
7          uno no sabe ni cómo
5      ni para qué
7      ni de dónde ni cuándo
……………………
Los grandes poetas del barroco lo emplearon y precisamente en composiciones desenfadadas en las que su ritmo, como hemos señalado varias veces, se acomoda al de todos los versos de arte menor. Véase esta canción de Lope de Vega, en donde parece buscarse una alternancia 5/6 que reproduzca un ritmo semejante al de la seguidilla:

6   Ruiseñores bellos,       3.5
5   cuya garganta             4
6   en solfa del cielo        2.5
5   canta alabanzas,         1.5
6   poned en el libro        2.5
5   de sus hazañas           4
6   los divinos ojos          3.5
5   que han visto tantas.   2.4
…………

Las tres variantes posibles son 1.4, 2.4 o sencillamente 4, aunque esta última tiende a desarrollar un acento secundario en primera o segunda, por lo que se asocia a los dos anteriores: óooóo; oóoóo, oooóo. En realidad es el segmento mínimo que se constituye en verso de varias posibilidades rítmicas reales:

Heroicos     2.4
Sáficos       4
Dactílicos      1.4

Los extrarrítmicos comienzan a ser más abundantes: 1.2.4; 2.3.4; 3.4; etc. La forma dactílica suele ser la más utilizada en composiciones independientes. Así se encuentra ya en sor Juana Inés de la Cruz.
Véase un ejemplo de uso sinfónico, con todas las variedades:

En la olorosa,       4
áspera Alcarria,     1.4
antes que el Tajo  1.4
reciba el Arlas,      2.4
corriendo lentas    2.4
sus verdes aguas   2.4,
en un remanso      (2).4
hay una barca.      1.4

(Ncicolás F. de Moratín)

 2.4 heroico

si piza tuya        2.4
no más, llorona  2.4
incorregible,       4
tener pudiera     2.4
por breve rato.   2.4

(Carlos Germán Belli)


4  sáfico
La señorita       4
del abanico       4
……….
(Lorca)

1. 4 dactílico (es, además, una de las formas hemistiquiales del verso de arte mayor)

Torpe animal,     1.4
goza el permiso  1.4
………..
(Hartzenbusch)

muerte es beldad.      1.4
(Macedonio Fernández)

Menos tu vientre    4
todo es confuso.    1.4
Menos tu vientre    4
todo es oscuro.     1.4

(Miguel Hernández)

Se ha construido también como pie, en el llamado verso asclepiadeo (formado por dos pentasílabos).