Cuaderno de pantalla que empezó a finales de marzo del año 2010, para hablar de poesía, y que luego se fue extendiendo a todo tipo de actividades y situaciones o bien conectadas (manuscritos, investigación, métrica, bibliotecas, archivos, autores...) o bien más alejadas (árboles, viajes, gentes...) Y finalmente, a todo, que para eso se crearon estos cuadernos.

Amigos, colegas, lectores con los que comparto el cuaderno

jueves, 31 de agosto de 2017

El río GEN y la frontera ruso-china en Mongolia interior


Discurre el río GEN por campos –llanuras y suaves pendientes– haciendo meandros: domina el pasto, pero hay sembrados de cereal, algunos tomates, colza.... cuando aparece el árbol, casi siempre son bosquecillos de abedules, como los de las fotos, aunque desde la salida de Hailar hemos atravesado bosques inmensos del mismo árbol. El río va señalando la frontera entre Rusia y China.
La noticia de los viajeros es sobre todo fotográfica.



















domingo, 27 de agosto de 2017

Viaje a Mongolia interior


Manzhouli la extraña y bella ciudad que hace frontera con Rusia, y a la que hemos llegado después de seguir el curso del rio, cruzando las extensas praderas (草原) de Mongolia. Digamos que ha sido el final de uno de nuestros trayectos. Durante el viaje: caballos, mucho ganado (vacas y ovejas), pero también bandadas de cuervos, colmenas, campos de colza (aún con la flor amarilla) y extensas eras de trigo recién recolectado. En algún momento el viajero se ha parado a fotografiar las flores silvestres, lo que ya mostraré. No he visto perros en los rebaños de ovejas, pero sé que hay lobos, aunque las montañas son las rusas, lejanas, al otro lado del río Gen. EL ganado atraviesa constantemente la carretera, para beber en humedales, que son muy abundantes.









Para un paisajista, lo mejor, el juego de verdes en las praderas, y el de azules y blancos en el cielo Y los tejados añiles en casas pintadas de naranja de los pueblos. Me ha llamado la atención la cercanía de las nubes a la tierra, pero no me lo sé explicar. 
Pueblos y aldeas son muy especiales, de casas bajas con techo añil, paredes y fachadas de color naranja, normalmente de madera (¿de abedul?), aunque en otros lugares he visto adobe y ladrillos de arcilla.

Javi no ha querido comer cordero. Verduras y un plato de huevos (¡con ocho huevos¡). Para desayunar, leche fresca, mermelada de arándanos, bollos... Esta noche, si llegamos a la frontera, compraremos  chocolate ruso, que se vende bastante barato por todos lados. 




Los viajeros habíab alcanzado por fin el extremo norte de su viaje, en Mongolia interior, al llegar a la frontera rusa. Creo que lo primero que hicimos fue comprarnos una tableta de chocolate ruso, que devoramos compulsivamente. El chocolate es muy caro en China y las marcas europeas que llegan lo hacen a precio desorbitado (Dove, Richter....) Nos lo merecíamos después de un largo viaje entre pastizales, llanuras, humedales e inmensos bosques de abedules, que vuelve a ser –junto a las pináceas– el árbol más abundante. El tiempo se ha ido enfriando poco a poco, han desaparecido las frutas, aunque quedan tomates y verduras. De hecho, en un alto en el camino hemos vuelto a tomar berenjenas, mi plato preferido en China, esta vez terminado en yogur, ya que en esta zona –ganadera por excelencia– son abundantes todos los productos lácteos.


Lo más llamativo en pueblos y ciudades vuelve a ser la arquitectura, cada vez más contagiada del ruso (cúpulas de colores, predominio de rectos y frontispicios, portalones gigantescos....todo algo gesticulante).


Mongolia interior es una región enorme con escasa población, lo contrario que en China. El alto en el camino ha sido en un lugar minúsculo, una población probablemente artificial con casitas de madera muy bien acondicionadas, en una de cuyas habitaciones esperamos a que, a la hora de cenar, se encienda alguna luz en las cuatro calles y alguien nos sirva un arroz frito o un caldo con fideos.
Javi ha encontrado un ciervo en un corral.



El viajero tiene muchas dificultades para redactar este blog, casi nunca logra conectar al wifi y cuando lo hace, la censura de China a las cosas europeas y americanas estropea todo; o sea que cuento lo que puedo y cuando puedo. Muchas veces tampoco puedo elegir las fotos adecuadas.







Finalmente hemos contratado un 4x4 para poder atravesar estepas y pastizales, pues queremos llegar, además de a la frontera rusa, al inmenso lago Hulur.
La cena fue muy abundante, como siempre en China.
Nos acostamos pronto, porque anochece pronto y es costumbre. A la aldea llegó bastante gente. A las seis y media de la mañana ya andaban todos brujuleando. Empezamos una nueva jornada que no sé si este artilugio me dejará contar. 


El tiempo ha ido de la lluvia y el viento a una jornada espléndida de sol radiante, que embellecía el juego de colores de los pastizales.






















jueves, 17 de agosto de 2017

El Botánico de Helsinki


Precioso jardín, al menos esta tarde de agosto, el del JARDÍN BOTÁNICO al lado de la estación central de tren, en Helsinki. Cuidado primorosamente, sin que falte ni una cartela junto a cada planta; de entrada gratuita, entre lagos y ríos. Es el reino –entre los árboles– de los abedules, los olmos, álamos, hayas, robles, serbales, arces, pinos, abetos, cedros..... aunque también de los avellanos y algún otro ejemplar extraño. Durante el paseo he podido identificar numerosas plantas marinas, que ayer no identificábamos cuando bordeábamos el mar;y algunas otras que han de ser típicas de este clima. Sí que he notado muchas malogradas (¿frío, falta de sol...?) y otras que habrán perdido su identidad en el trasiego, que supongo, entre invernadero y verano.


El lugar, apacible; la tarde se fue a los veinte grados; el sol jugó entre nubes y terminó por colorear todo. 
A la salida, un largo paseo por el agua que no sé cómo denominar, si río, lago, mar.... termina en puente y está dulce.






miércoles, 16 de agosto de 2017

Kiasma y el Arte, de verdad, actual


Steven Holl ganó una competición internacional para ser el arquitecto que llevara a cabo el Museo de Arte Contemporáneo de Helsinki, en 1992. Seis años después (1998) se abrió al público y causó un enorme revuelo y cierto desagrado, sobre todo si se tienen en cuenta otros museos clásicos de Helsinki, como el Ateneo, y el amor de los filandeses por las rectas y sus derivados (cuadrados, rayas, rectángulos, etc.) El arquitecto americano convirtió el Museo en una juerga de curvas, como si toda la tradición filandesa se hubiera emborrachado. A mí me recuerda sobremanera a su hermano de arte contemporáneo de Barcelona, sobre todo por el blanco arrebatador que llena casi todo el interior y por las largas galerías que suben hasta la planta quinta, eso sí, mucho más rectas, blancas y exquisitas en el caso catalán. Quizá los descendientes de Dali, Picasso y demás no necesitaban demostrar ninguna extorsión más.

Lo mejor de esas amplias salas que encajan dentro de aquel museo devorador de espacio estriba –a mi modo de ver– en que todo lo expuesto dice 2017. Eso sí es arte actual, o como dice uno de sus muchos carteles o leyendas, arte es todo lo que está más allá de la vida real (cito de memoria, eh). Y en que el desbordamiento de las fronteras, acoge, como por lo demás es habitual, a la incursión e inserción de de otro tipo de arte que no solo se perciba por el oído, llegando incluso a la escenificación, con juegos de tiempo y espacio nuevos o con la toma de películas de los propios visitantes, que pueden verse como formando parte de esa cámara oscura que parece haber en una cabaña. La aparición, una vez más, de la escena como lugar de la creación, integra el arte actual en la esfera de lo perecedero, de lo que al mismo tiempo que se está creando se está destruyendo. 



Bueno, lejos llevaría todo esto. Bastará con recuperar otra vez la noticia sobre el "Kiasma" (así se llama) en Helsinki y pasear las salas que se suceden, de las que he extraído una pequeña muestra, en la que, obviamente, no están las escenas, experiencias, collages de percepciones, etc.