Cuaderno de pantalla que empezó a finales de marzo del año 2010, para hablar de poesía, y que luego se fue extendiendo a todo tipo de actividades y situaciones o bien conectadas (manuscritos, investigación, métrica, bibliotecas, archivos, autores...) o bien más alejadas (árboles, viajes, gentes...) Y finalmente, a todo, que para eso se crearon estos cuadernos.

Amigos, colegas, lectores con los que comparto el cuaderno

martes, 14 de diciembre de 2010

Romances noticieros: "Cuántas veces, cuántas veces..."

Cuantas veces, cuántas veces
con el ánimo cansado
me he venido a tus recuerdos
y contigo he imaginado
que sin gestos ni palabras
simplemente nos juntamos,
que bastaba con mirarte,
y con quedarme a tu lado,
con dejar que todo fuera
como siempre lo he soñado,
con los ojos en los ojos,
con las manos en la manos,
tan sencillo y tan tranquilo
como amar y ser amado,
travesía de los días,
travesía de los años,
cada instante una caricia,
los silencios habitados,
travesía de los cuerpos
y saber que nos llevamos,
sin esfuerzo para nada,
como un romance cantado
que fluye sencillamente
hasta quedar acabado.

3 comentarios:

  1. La seducción es como los primeros versos de un poema, que titubeantes, se lanzan a convertir un torrente de palabras en un manso río de sentimientos. Después, al cabo del tiempo, y con mucha suerte y paciencia, la poesía toma la forma de una estrofa concreta, sus metáforas se embellecen,su ritmo enloquece, y por fin, al punto del último suspiro, se adivina la perfección del soneto sáfico puro.

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  2. De uno de mis favoritos, Nizar Qabbani, porque se ve al Poeta mujeriego pero sufridor -y sin sáficos, que se hacen monótonos para alquien a quien le gustan los poemas ensoñadores-, espero que también lo disfrute,

    ME CASÉ CONTIGO, LIBERTAD
    Yo tenía un palacio
    que albergaba a las mujeres más bellas del mundo:
    árabes,
    bizantinas,
    turcas
    y kurdas.
    En mi palacio había juguetes fabricados en París
    y un ejército de gatos de Damasco.
    Era el único hombre de la historia
    sin hijos, criados ni descendientes.
    Era el príncipe del amor,
    un día viajaba por las pupilas verdes
    y otro por las pupilas color miel.
    Allí estaban el perfume negro, las primeras lluvias
    y las flores silvestres,
    allí había ojos
    que nadaban como gaviotas por mi circulación sanguínea,
    allí había labios devoradores cual conchas marinas,
    allí había un pez vivo bajo la axila
    y acullá olor a mar,
    allí había unos pechos que sonaban en torno a mí
    como tambores africanos.
    Yo era el santo de las palabras,
    el sheij de las vías místicas,
    lavaba con música el rostro de las ciudades de piedra,
    era el observador, el explorador
    y el poseído por el fuego eterno de la poesía.
    Como Moisés
    sembré en las aguas del Mar Rojo,
    fui un Mesías antes de que llegara el cristianismo,
    la mano de cada mujer que tocaba
    se convertía en un lirio acuático.

    Allí había mil mujeres en mi historia,
    pero de todas las mujeres del mundo
    sólo me casé con la libertad.

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  3. Sí, me ha gustado; y me recuerda el poema de Eluard, que hace poco copió la anterior comentarista en su blog, el que ha quedado como estribillo, más por la canción de Nacha Guevara ("Escribo tu nombre en las paredes de mi ciudad") y las variaciones de Benedetti que por la bellísima cantilena de Paul Eluard-
    Gracias

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