El adagio del concierto emperador
y tú
esas violetas que se creen que es primavera
y tú
la farola que no sabe si dar luz o niebla
y tú
la sensación de que hay algo hermoso lejos
y tú
la imagen de la dama que no me amó
y tu
el sencillo verso que por fin dice todo
y tú
esta larga tarde de domingo vacía
y tú
¡Tan precioso el Concierto del Emperador!, imposible mejor tarde de domingo.
ResponderEliminarPara usted, de Bassam Hajjar,
Las carreras del dolor
Ponte en marcha, si aún es posible ir.
Llévate la blancura de las paredes, el cobre de los potes
y los silencios
del paseo en las avenidas. Llévate los visitantes del
aburrimiento,
los deseos ciegos y el dinero artificial de las risas. Me he
curado
de mi tristeza y he enterrado sus cenizas en la grava.
La rechacé y la sepulté en las piedras. Curado de mi
esperanza
de curarme, la llevo en mí como una inflamación del
cerebro
o una hinchazón de los párpados.
Me he curado de tu amor. Ahora puedo vivir.