Ofrezco dos variantes curiosas en este caso, la primera, porque faltaba, es la de un Quevedo relativamente joven, en donde se observan curiosas variantes gráficas en el modo de escribir su nombre y apellidos, pero no solo del ductus, sino de la ortografía.
La segunda, mucho más tardía (posterior a 1625) muestra a don Francisco firmando con su nombre en latín, porque la obra en la que firma era una edición de las obras de Píndaro. El ejemplar está en la BNE y me condujo a una enorme confusión cuando lo inserté en mi comunicación al seminario de Nueva York, porque me fíe de citas ajenas. Mal hecho. Lo he consultado en Madrid y he tenido que rehacer exposición y teorías. Todo se enmendará en la publicación subsiguiente.
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