Como he contado alguna vez, conservo una documentación bastante notable sobre Quevedo y sus circunstancias, que estoy ordenando poco a poco, para legarla, por vía de Diana Eguía, mi admirada colega y discípula, al centro quevediano de La Torre de Juan Abad. Entre los papeles de Felipe C. Maldonado, que trabajó para James O. Crosby durante la década de los sesenta, y que yo he ido también revisando y completando, hay unos complicadísimos cuadros genealógicos, que arborean (¿será esdrújulo?) todo el contexto humano del escritor. Puestos unos al lado del otro, ocuparían toda una habitación de mi casa, y no sé yo si cabrían. Hoy he "montado" (pues están en hojas sueltas, como rompecabezas) el más grande de todos, que concierne a los Bustamantes, Pinillas, etc. y he tenido que vaciar la mesa de las comidas grandes, como se ve por la foto:
Cuaderno de pantalla que empezó a finales de marzo del año 2010, para hablar de poesía, y que luego se fue extendiendo a todo tipo de actividades y situaciones o bien conectadas (manuscritos, investigación, métrica, bibliotecas, archivos, autores...) o bien más alejadas (árboles, viajes, gentes...) Y finalmente, a todo, que para eso se crearon estos cuadernos.
Amigos, colegas, lectores con los que comparto el cuaderno
domingo, 12 de diciembre de 2010
Genealógicos de Maldonado
Etiquetas:
Felipe C. Maldonado,
Quevedo
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Es que ya no resisto a escribirlo. ¡Estupenda la mesa y las planchas de madera! No hay nada como la belleza "artesanal" y acojedora de la madera... Eu que o diga.
ResponderEliminar