Cuaderno de pantalla que empezó a finales de marzo del año 2010, para hablar de poesía, y que luego se fue extendiendo a todo tipo de actividades y situaciones o bien conectadas (manuscritos, investigación, métrica, bibliotecas, archivos, autores...) o bien más alejadas (árboles, viajes, gentes...) Y finalmente, a todo, que para eso se crearon estos cuadernos.

Amigos, colegas, lectores con los que comparto el cuaderno

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Libro de sonetos: "Escribir poesía..."

escribir poesía
un día         de invierno
con esa niebla     que por la noche    
se levanta           

no sé      no sé        no sé
quizá mejor      ver una peli   antigua
hasta muy tarde

                       envuelto en una manta

e imaginar que fui         el protagonista   
al menos de aquel beso      
que resolvió la trama

y cuando empiecen las noticias con la crisis
ir muy despacio  muy seguro     hacia la tele
y apagarla.



3 comentarios:

  1. Escríbanos a los lectores de su cuaderno poesía cuando pueda, en cualquier estación del año. Por ello, ya lo sabrá por poeta pero recuerde que siempre nos hace un favor, para ser todo lo discretos que podamos en esta vida:

    Decía el gusano: -«Yo hilando con pena
    »mis pobres entrañas -produzco la seda;
    »los vanos adornan sus cuerpos con ella.»-
    -«Mi obra es más útil -replica el poeta;-
    »yo hilvano mis sesos; -yo labro sentencias;
    con ellas se aliñan -las almas discretas.»-

    Felipe Jacinto Sala

    Eso sí, tiene razón en que es muchísimo mejor plan en invierno ponerse bajo la manta y ver películas antiguas. No sé a qué llama películas antiguas pero son inolvidables sus directores y actores. Pena que no salgan otros así. Para el arte, siempre hubo épocas más florecientes que otras. Suerte nuestra que aún disfrutamos viendo Laura (de Otto Preminger con la preciosa Gene Tierney), El hombre tranquilo, Carta a una desconocida, a Bette Davis, Ava Gardner, Silvana Mangano, Vittorio Gassman, John Wayne, etc., etc., incluso con el japonés Yasuhiro Ozu.
    Póngase una manta una tarde suya de frío y vea la preciosa El ocaso del samurai (moderna pero por lo delicada parece antigua) y esa tarde se le perdona que no escriba poesía.

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  2. Qué hermosa Jean Seberg.

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