granadas en navidades
y toronjas en abril
y este racimo de besos
que son todos para ti.
Tiempo bueno, tiempo bueno
¿quién te me apartó de mi?
Fue cuando estaba perdido
cuando yo te conocí,
la risa llevabas puesta
y en tu risa me prendí,
los amores se juntaron,
y yo no los vi venir,
lo demás importa poco,
y toronjas en abril.
Cuantas cosas que no estaban
empezaron a existir,
habia vida en los rincones,
la ausencia empezó a sufrir,
ravel se puso estupendo
y a neruda me leí;
los tangos y los boleros
hablaban todos de ti.
Horas del día sobraban,
siempre había que dormir,
hiciera calor o frío
sobraba lo de vestir,
yo me quería marchar
tú no querías abrir;
como aquella no hubo guerra
y toronjas en abril.
Y hoy te canto tiempo bueno,
cuando sé que te perdí,
como hacía castillejo.
¿Qué fue, tiempo, de ti?
los malos vinieron pronto
y empezaron a mentir,
¿tiempo bueno tiempo bueno
quien te me apartó de mí?
Desprenden hoy estos versos un aroma muy especial, realmente distinto a los demás. Tal vez sean las granadas o tal vez las toronjas; lo cierto es que cada vez me asombro más de las emociones que la poesía puede despertar cuando menos lo esperas; cuando te dejas cautivar por su belleza, siempre antigua y siempre nueva. Hoy los gestos, las palabras, las miradas y caricias del romance se han transformado en algo más, difícil de explicar pero inconfundible. Por ser hoy San Juan de la Cruz ¡felicidades poeta!
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