Cuaderno de pantalla que empezó a finales de marzo del año 2010, para hablar de poesía, y que luego se fue extendiendo a todo tipo de actividades y situaciones o bien conectadas (manuscritos, investigación, métrica, bibliotecas, archivos, autores...) o bien más alejadas (árboles, viajes, gentes...) Y finalmente, a todo, que para eso se crearon estos cuadernos.

Amigos, colegas, lectores con los que comparto el cuaderno

martes, 17 de mayo de 2011

Métrica (8). Bisílabos

La exposición de los tipos de versos, por su medida, ha de empezar naturalmente por el menor de ellos: los bisílabos. A ellos se suelen asociar los monosílabos y los trisílabos esdrújulos, por aplicación mecánica de la vieja ley que pide que se añada un sílaba a los versos terminados en aguda y que se suprima una a los terminados en esdrújula; es decir, un solo apoyo rítmico sobre un grupo métrico reducido: ó / óo / óoo. No es momento de discutir tan curiosa ley, que ha tenido explicaciones rítmicas y fonéticas, lo que haré en otra entradilla. Es obvio que su estructura rítmica es óo, siempre, de modo que cualquier palabra, incluso las rítmicamente vacías, tenderán a recibir un apoyo métrico si ocupan un verso, ellas solas en un verso.
Por su propia breve naturaleza, el bisílabo es verso raro, a no ser en estribillos, composiciones en eco y juegos y escalas métricos; como estas liras de Vicente Sánchez (s. xvii), que hacen uso del bisílabo para el efecto de eco:

7 Ingrata, hermosa Antandra,       2.4.6
7 entre cuyas centellas                   6
2 bellas,                                         1
7 el alma es salamandra               2.(3).6
7 que respira encendida                3.6
11 dulce ardor, blando incendio, ardiente vida. 1.3.4.6.8.10

Efecto que reaparece varias veces en Rubén Darío:

8 Sabe: más de una amorosa      1.3.(4)7
2 rosa                                          1
8 ante tu frente risueña               4.7
2 sueña.                                      1
8 Dando su amable doctrina,     1.4.7
2 trina                                         1
8 el ruiseñor ante ti;                    4.7
2 y                                               1
8 el que se acerca a tu llama,     4.7
2 ama.                                         1

Algunas veces con juegos adicionales, como “Ritmos íntimos” (de Canto a la Argentina); o “Eco y yo”, de El canto errante. También en “A María Castro”: Eco, por segunda vez / es… Algo muy semejante a lo que compuso Gerardo Diego, en tercetillos (“El eco de Ramales”, de Santander, mi cuna, mi palabra).
Esa misma rareza atrajo la atención de los poetas románticos, que lo emplearon en fórmulas dramáticas, en poemas cargados de silencios sugerentes y en composiciones polirrítmicas. Las escalas métricas terminaban, lógicamente, con bisílabos:

3 Tal, dulce          1.2 v.e.
3 suspira              2
3 la lira                2
3 que hirió           2
3 en blando         2
3 concento           2
3 del viento          2
3 la voz,               2
2 leve,                  1
2 breve                 1
2 son.                   1

(José de Espronceda)

Desde entonces, incluso por los propios poetas románticos (Gertrudis Gómez de Avellaneda) se incorporó como un verso más, frecuentado más tarde por la poesía experimental (véase el ejemplo de Francisco Pino) o por corrientes que buscaban expresar blancos y silencios (por ejemplo en La roca, de Andrés Sánchez Robayna).

También puede llegar a ser el verso que quiebra en cualquier variedad de la silva moderna.
Al contrario de lo que se suele creer, la poesía tradicional y popular rehúye descender por debajo del pentasílabo y mucho más del tetrasílabo, lo que lleva a un tipo de artificio de la brevedad que no es espontáneo, por lo que su aparición en poetas modernos podría ser —cuando el tema acompaña— índice de un aire popular artificioso, valga la contrariedad, por ejemplo en Alberti, Lorca, Pino, Valente (Breve son [1969]), etc. Son, por ejemplo, prácticamente inexistentes en el Corpus de la antigua lírica popular hispánica, que reunió Margit Frenk (Madrid: Castalia, 1990); o en los Villancicos, romances, ensaladas y otras canciones devotas, de Fernán González de Eslava (ed. de la misma Frenk, México: El Colegio de México, 1989). Salpican, sin embargo, la poesía de raíz más popular de Juan Ramón Jiménez; los primeros libros de poemas de Lorca; o las Baladas y canciones del Paraná (1954), de Alberti, entre otros muchos. He aquí en uno de esos casos en los que es artificio moderno (de Alberti, en Marinero en tierra):

6 Al alba me fui,      2.5
6 volví con el alba.  2.5

2 Vuelvo,                   1
5 chorreando mar,   2.4
4 a mi casa.              3

3 Amargo,                 2
4 sin retama.             3

Y he aquí un caso de poesía presumiblemente cantada, moderna, de García Lorca, en donde el verso juega con un abanico de entre dos y siete sílabas:

4 Tierra seca,     1.3
4 tierra quieta     1.3
3 de noches         2
3 inmensas.         2

7 (Viento en el olivar,     1.6
5 viento en la sierra.)      1.4

2 Tierra          1
2 vieja            1
4 del candil    3
4 y la pena.    3
2 Tierra          1
7 de las hondas cisternas.   3.6
2 Tierra                               1
7 de la muerte sin ojos        3.6
4 y las flechas.                    3

7 (Viento por los caminos.  1.6
7 Brisa en las alamedas.)   1.6

Como verso único de un poema el bisílabo exige una lectura extraordinariamente pausada, normalmente artificiosa.
   
Tiempo

Cielo,
pino,
agua,
Dios.
Cuatro
para
solo
dos:
la
tarde
y
yo.

(Francisco Pino)

En poesía moderna, junto al trisílabo y aun el tetrasílabo, cumple varias funciones, como la de detener momentáneamente el poema, o la de verso vocativo o interpelador, que interrumpe la serie versal ocasionalmente. Véase en “Madre España”, de Miguel Hernández, en donde quiebra siempre la estrofa en su verso final, con esa doble función de vocativo y estribillo:

14    Abrazado a tu cuerpo / como el tronco a su tierra,   3.6+3.6
14    con todas las raíces / y todos los corajes,                  2.6+2.6
14    ¿quién me separará, / me arrancará de ti,                1.6+4.6
2     madre?                                                                        1
……………….

Y este otro ejemplo moderno, entre muchos, más neutro:

Grisú

5   Caer en aceite,         1.4
4   lenta,
               espesa,            1.3
5   casi cerrada,             1.4
2   casi                            1
3   sintiendo                    2
3   el vértigo,                  2
2   casi                           1
5   sin estar nunca         (3).4
donde                        1
es templaza otoñal    1.3.6
un sol a oscuras,       2.4
la desidia,                  3
la carne,           
               la apatía       2.6
que inclina
casi turbia
la habitación cerrada

hacia      las     nubes. 1.4

(Ana Gorría)
    
combinaciones

Los tratadistas suelen añadir que solo aparece como verso vicario, en combinaciones. En efecto, casi siempre tienen el valor de estribillo, que no de verso, en el ritmo irregular de los imitadores de la poesía tradicional.
2-3/4/5/6/7 combinación normal de la poesía cantada y de la poesía moderna de aire popular.

2-8 … Fuego de mis soledades       1.7
momentáneas, en ti aprendo           3.6.7 v.e.
lo que es la vida sin pan,                2.4.7
sin calor, sin ese sueño                   3.5.7
que tiembla, fijo, en tu llama,         2.4.7
fuego…                                           1

(Alberti, Baladas y canciones del Paraná)

 2-9 para quebrar en series de cuartetas:

 Este dolor me lo he buscado      1.4.6.8
yo;                                                1
¿entre mis rosas lo tendría?       4.8
¡No!                                            1

(Juan Ramón Jiménez. Probablemente Juan Ramón esté jugando a descomponer endecasílabos tradicionales.)


2-18 para provocar contrastes expresivos:

Progresión enorme de la sombra abierta sobre la tarde contra
Ti.

(José Ángel Valente)





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