Circunstancias complejas, como son siempre las que se acercan a las reales, proporcionan argumentos para todo tipo de personas, cada una con sus ideas a cuestas. Por encima de esa acumulación de argumentos, sin embargo, hay un conjunto de cosas que no son argumentales:
1) se ha producido una tormenta social al margen de la vida oficial
2) esa reacción ha provocado un revuelo de opiniones, discusiones, informaciones, etc. que afectan a capas sociales mucho más amplias de las que habitualmente se mueven en círculos políticos.
A partir de ahí, la disparidad que muestra la diversidad de la condición humana, de los estratos sociales, de la interpretación de los hechos, de su anclaje histórico, etc.
Sería oportuno lucubrar con exquisito cuidado para no entrar en ese telar rompiendo todo, es decir:
1º) No condenar de antemano a quien opina de manera distinta; ni a quien actúa de manera distinta, al menos mientras lo haga de manera pacífica
2º) No actuar desde alguna de las esferas que pueden hacerlo en plan selva (actuaciones brutales, provocaciones insoportables, exigencias inmediatas imposibles....)
3º) Aplaudir, encauzar y recuperar lo más sano de este movimiento: dignificar la esfera de lo público (pureza y limpieza en la clase política); encauzar la participación de todos (sistemas electorales, acercamiento de las actuaciones políticas a los ciudadanos....); mostrar que política y administración no son cauces de enriquecimiento en una sociedad que empobrece; etc.
A partir de principios bastante generales y sencillos se podría detener la amenaza real que representan los pregones que azuzan para posibles salvajadas (disolver a golpes la acampada, por ejemplo) e intentan llevar la situación a enfrentamientos radicales. Cierto es que la jauría –más de derechas que de izquierdas, por cierto– está siendo alentada desde periódicos, televisiones y órganos de opinión muy variados, y que ha recibido el sutil espaldarazo de una "Junta electoral central", formada por siete catedráticos y cinco magistrados. No será la primera vez que (cuatro votos en contra, por cierto) esas instituciones muestran en su estructura la complejidad de la situación y apuntan en una dirección mientras dudan. Sé por experiencia –yo también soy catedrático– que esas dignidades se equivocan tanto o más que las amas de casa, los empleados de banca, las cajeras de los supermercados, etc.
Yo, desde luego, voy a pasar el día en la Puerta del Sol, voy a ir a la manifestación y voy a colaborar en todo aquello que haga progresar las ideas –hay quien habla de utopías– de quienes allí están. Y sobre las manipulaciones: sí me siento manipulado por mis ideas –que confronto con las de los demás cuando puedo–; pero exactamente igual que cada uno de los que van, denigran, defienden, etc. Todos actuamos bajo el peso de nuestras ideas, de nuestras circunstancias, de lo que hemos aprendido, de lo que nos dicen, etc. Cualidad humana es aceptar, filtrar, matizar, rechazar, etc. todo aquello y obrar en consecuencia. Nuestra actuación no se debe imponer nunca como la única posible, eso es verdad.
Discusión en Tele K sobre el 15M, hoy por la mañana |
Los enlaces se cuentan ya, afortunadamente, a millares. Ofrezco solo los que he consultado y que pertenecen a mi lista de habituales, en todos ellos hay matizaciones valiosas
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