Pregón de frutas y granado en flor,
ciudad destartalada y bulliciosa
que viste de color todos los días
y se abandona en los rincones sucios;
no será necesario visitar
el botánico, basta con mirar
balcones, muros, azoteas, calles
en donde ya no caben más jardines.
Me ha despertado la canción extraña
del pregonero: frutas y verduras;
y en el balcón, la sangre de un granado
sobre el muro que expone enredaderas.
Lejos, sobre la sierra de tejados,
el Vesubio se iergue entre neblinas.
NB: El rapsoda que va a recorrer Campania y Apulia no ha encontrado un sistema adecuado para escribir las tildes católicas, y esto va como va.
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