Democracia YA. Vamos a ver. De paso: la imbecilidad de MERKEL

Insólito, pero una llamada Junta Electoral ha prohibido la concentración de hoy en la Puerta del Sol; naturalmente, primero, la gente no ha hecho caso, porque no lo ha entendido; y además ha suscitado una afluencia aun mayor de gente. En estos momentos hay casi tantos coches de policía como manifestantes, y eso que la Puerta del Sol está llena, gozosamente llena.

Pero, vamos a ver, ¿qué es lo que pasa?

Lo que pasa en principio es harto sencillo: existe al menos un veinte por ciento (es decir: millones de personas) de la población española que viven –y hace tiempo– como si este no fuera su país, como si la hermosa letra de la constitución no fuera con ellos, ni pueden trabajar, ni pueden acceder a situaciones básicas dignas de nuestra sociedad –vivienda, familia, trabajo, futuro, sanidad, etc.–

¿Y cuál es la explicación a este estado insoportable de cosas para estas gentes? En general, la explicación es "financiera", es decir, procede del uso y abuso de capitales, incluyendo el "mal" uso de los sistemas financieros que rigen nuestra economía. ¿Y cuál está siendo la solución? También puede proceder de todo lo que se ha gobernado y organizado hasta llegar a ese estado de cosas. Muy sencilla: reducir sueldos, despedir trabajadores, cerrar tiendas, desahuciar a hipotecados, etc. Esto se puede enunciar de miles de maneras, otra de ellas sería: el triunfo de las finanzas, el mercado y el capital sobre el trabajo.

La responsabilidad de este estado de cosas ha quedado diluida en una extraña lejanía, en un universo incomprensible para quienes lo están sufriendo. Así las cosas, la gente acude a sus representantes los políticos; los políticos sin embargo bailan en aquel limbo financiero y no solucionan –dicen que no pueden. Eso sí: las personas que viven en los círculos en donde se sospecha que se ha causado este desastre –altos funcionarios, banqueros, financieros, políticos....– continúan –y aun acentúan– su tren de vida, inmunes.

No hay ninguna razón, ninguna diferencia entre dos personas o clases de personas, para que sistemáticamente una de ellas viva con recursos veinte, treinta cuarenta o mil veces superiores a los demás. Nunca la condición humana da pie a esa situación, que ya hemos admitido como normal y que siempre será injusta.

El discurso podría continuarse durante páginas y páginas. Pero mejor claro y sencillo.

Y un último regalo a la señora MERKEL, adalid del capitalismo salvaje, que pide igualdad de vacaciones y jubilaciones para alemanes, griegos, españoles y portugueses. Supongo que semejante caradura también pedirá –en consecuencia– que tengan los mismos sueldos, el mismo nivel de vida, las mismas pensiones, etc. ¿O solo vacaciones y jubilaciones?