Nápoles. Castel-Nuovo
Un balcón sobre el mar en la muralla,
los pescadores del atardecer
se llevan los azules mar adentro
y escriben con sus barcos diminutos
los primeros renglones de la noche
en la pizarra oscura de las olas;
haces de luz descienden desde lejos
y anuncian la certeza del final.
Nuestra capacidad de ser se agota;
habrá que apaciguar algún sentido,
descansar a la sombra del camino
antes de que aparezca la montaña.
Queda algún resplandor al horizonte.
¿Qué habrá sido de aquellos pescadores?
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