Atrévete a venir conmigo al parque,
iremos a mirar la rosaleda
y de todas las rosas encarnadas
tan solo cogeremos la que pueda
–la savia de los pétalos mordidos–
reclamar el perfume de la almendra
que abraza los jacintos cuando crecen
y llama a la ternura cuando cesa;
la corola marchita que en la rosa
desliza las caricias que le llegan
tendrá solo palabras en secreto,
apenas con los labios que se dejan.
De todos los colores, rojo tibio,
el húmedo color con que se besa.
Jo, con estas fotos no se necesita ir al parque!
ResponderEliminarMenos mal que yo fui con usted a ver arboles...
Hum... habrá que ser valientes...
ResponderEliminar