Tendría que haber averiguado hoy cómo se hace la pizza frita, variedad que se ha puesto de moda, a lo mejor desde que la tomó Kennedy en Di Matteo; pero no ha sido posible. Por el momento me he limitado a ir a ese mismo lugar (en la Via dei Tribunali), pedirla y comérmela. Hay recetas que dependen de los ingredientes naturales con que se confeccionan, y algo de eso ha de haber con la masa de las pizzas, mucho más ligeras y suaves en Nápoles, aunque ya no se cuelguen a la puerta de las tabernas para secarlas. Y luego, el frito habrá sido de sumergir y escurrir, porque no tenían nada de grasa. Eso sí, era gigantesca, como bien se ve; de las variedades, pedí la más sencilla, y aun así llevaba bastantes ingredientes, con predominio de la mozzarella y el tomate.
Lo de la comida en Nápoles resulta espectacular, pero no solo por las pastas –a las que no soy muy aficionado– sino por el pescado, las frutas y las verduras. En Nápoles es en el único sitio, por ahora, en donde he visto pescaderías que puedan competir con las españolas (por ejemplo con las del Mercado de la Paz o la de la C/Fernando VI, en Madrid). Y aquí tratan al género, diría, con un salero que me recuerda a las pescaderías andaluzas, de la costa.
Lo de las frutas y verduras es asombroso. Al final, he oído comentar que las laderas del Vesubio son tierras de fertilidad muy especial y alimentan una huerta inigualable: tomates, calabacines, verduras de todo tipo, habas, alcachofas.... En cuanto a los frutales (cerezas, albaricoques, nísperos, fresas, aguacates....); bastará con ver las ilustraciones del níspero cuajado de fruta en un tejadillo de una de esas calles imposibles de Nápoles.
De vuelta a casa, en la RAI 2 conectan con la Puerta del Sol en Madrid –hay un coloquio de varones sesudos como programa fuerte esta noche– y un españolito, joven, muy indignado, explica durante diez minutos, con pasión, lo que están haciendo y lo que van a hacer. Cuando termina, el público de la RAI le aplaude, y conectan con una plaza italiana en donde el movimiento ya ha prendido.
Lástima que tuviera sacados los billetes hace tiempo para este nuevo recorrido quevedesco. Ya contaré la cosecha: por ahora no me puedo quejar, pues he estado, he visto, he fotografiado la sala en donde se reunía el senado (el senado de Nápoles encargó a Quevedo que llevara los tributos a Madrid); las monedas que circulaban; los edificios que vio levantar; el palacio del embajador de Venecia; etc. Mañana voy a intentar entrar a uno de los archivos más grandes de Italia. Me han contado unas cosas sobre ese archivo....
La pizza frita no se me ha hecho pesada. Pero no puedo dar la receta. Tengo que documentarme más, también en este caso.
¿LA pizza frita que comiste es la de la foto? Mi suegra hace pizza frita, pero no tiene nada que ver con aquella.
ResponderEliminarSí, la de la foto; parece que la doblan con lo que lleva, dentro, como si fuera una bolsa. Estaba buena
ResponderEliminar¿pero la fríen antes o después de "rellenarla"? Mi suegra sólo fríe la masa. Aquí su hijo me dice que cree que originalmente también se comía doblada
ResponderEliminar(... esta última conjunción de palabras no suena nada bien, al menos para nosotros. no fue intencional...)
No alcancé a saberlo, Julia, y eso que intenté indagar algo; pero hablaban a muy deprisa, en ese dialecto napolitano, y yo creo que no querían tampoco dar explicaciones. Ahora bien, tal y como venía en el plato había que haberla frito ya rellena, pues estaba cerrada.
ResponderEliminarY voy con cuidado una vez que he visto las diabluras de las palabras, que se divierten ellas solitas, también.
Sí, es verdad, hay mucha afinidad con Argentina; aunque en Nápoles he visto a pocos argentinos.
Hay una polémica sobre la pizza muy interesante. Le recomiendo, amigo Pablo, este blog, el del paperogiallo, donde debaten sobre la pizza fritta y la pizza al forno. Como puede observar, la discusión es de gran nivel y la envidia del lector, infinita.
ResponderEliminarhttp://blog.paperogiallo.net/2010/11/pizza_napoli_vs_vico_equense_-_puntata_1.html
Arrume, no estoy preparado para esta ciencia; además, recuerdo perfectamente que en Santiago alabamos los dos a la par una cierta dosis de suciedad –vamos a llamarlo así– de los hornos, allí donde se hace buena cocina; deduje por el comentario que eres experto.
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