Todas las noches, la perplejidad;
con los ojos cerrados, la distancia
por las profundas galerías lleva
la desazón del tiempo recogido;
qué insistencia del piano insoportable,
del cuerpo recorrido, de la luz
inconstante que traza en nuestros ojos
figuras y paisajes arbitrarios;
y seguir deambulando fatigados,
imprecisos y torpes, todavía
buscando en el montón de las rutinas
el juego sorprendente de la vida,
cuando hemos alcanzado la verdad:
somos lo que jamás entenderemos.
con los ojos cerrados, la distancia
por las profundas galerías lleva
la desazón del tiempo recogido;
qué insistencia del piano insoportable,
del cuerpo recorrido, de la luz
inconstante que traza en nuestros ojos
figuras y paisajes arbitrarios;
y seguir deambulando fatigados,
imprecisos y torpes, todavía
buscando en el montón de las rutinas
el juego sorprendente de la vida,
cuando hemos alcanzado la verdad:
somos lo que jamás entenderemos.
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