Me quedan por pensar algunas cosas
de esas que casi siempre se resisten
a la contemplación y al adecuado
razonamiento que las aderece
para llevarlas al lugar que encajen
con todas las demás ya colocadas
en la red frágil que el entendimiento
dispuso con primor profesoral
para poder vivir sin el problema
de que el tiempo, unos ojos, la ternura
y otros azares desproporcionados
no me hicieran la vida insoportable,
maravillosamente insoportable,
como tu modo de mirarme, clara.
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