Se ha secado el laurel de la ventana,
se ha secado, no sé por qué ha ocurrido,
la sombra, el viento, la humedad, el polvo,
el largo invierno, la noche larga, el frío,
este tiempo que no se acaba nunca
que ha helado lo que había florecido
y que nos deja un poso de tristeza
hacia el final del corazón perdido.
Desaparece lo que nos rodea
y si algo queda, lo dejó escondido;
y a veces surge sin saberse cómo
a una voz, a una música prendido.
He vuelto a ver así tus ojos claros,
como si nunca jamás te hubieras ido.
Detalle de un cuadro de William Rose |
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