Cuaderno de pantalla que empezó a finales de marzo del año 2010, para hablar de poesía, y que luego se fue extendiendo a todo tipo de actividades y situaciones o bien conectadas (manuscritos, investigación, métrica, bibliotecas, archivos, autores...) o bien más alejadas (árboles, viajes, gentes...) Y finalmente, a todo, que para eso se crearon estos cuadernos.

Amigos, colegas, lectores con los que comparto el cuaderno

martes, 15 de marzo de 2011

Los jesuitas, Quevedo, Política de Dios

Cuando Quevedo vuelve de Monzón, en 1626, en donde ha acompañado a la comitiva real a cortes, se encuentra con que las primeras impresiones de sus obras –normalmente se admite que sin su intervención directa– están siendo censuradas y atacadas. Ese periodo de la vida de Quevedo nos devuelve una imagen de un personaje muy activo, que está recuperando a todas luces un lugar en el engranaje de la nueva corte, la de Olivares, a quien va a servir como escritor reputado. En esos momentos sufre el durísimo ataque de un jesuita, el padre Pineda, figura de inmenso prestigio que merecería algún tipo de investigación. Ya se había encargado de zaherir a Góngora, por su poesía profana; y también se había encargado de las exequias sevillanas –en donde él vivía– a Luisa de Carvajal. Iba a intervenir bastante en la elaboración del índice de libros prohibidos.


No es, sin embargo, de todos estos asuntos –que necesitan mucho más espacios y a los que me he referido en una monografía sobre Quevedo– lo que  quería señalar, sino  otro hecho histórico que estaba acaeciendo y que se enreda con el de la polémica entre el padre Pineda y Quevedo, que le contestó con un papel que corrió manuscrito (Respuesta al padre Pineda). En efecto, el telón de fondo de la polémica es el del establecimiento de los estudios universitarios en el Colegio Imperial de los jesuitas –actual IES San Isidro–, a los que se opusieron los alcalaínos y los salmantinos. La obra clave, la de Carolus Scribanus, Politicus christianus... (Amberes: M. Nutium, 1624, 2ª ed. 1626). Tanto De la Fuente como Simón Díaz han historiado la polémica, que se encrespa en 1628. Lope escribe la Isagoge (1629) a la inauguración de los estudios de los jesuitas, que languidecen frente al poder de las dos viejas universidades y de los dominicos. La andanada del padre Pineda contra Política de Dios de Quevedo.se explica, también, como un elemento más de aquel cruce de censuras y escritos; y así se lee de manera más ajustada texto, estilo y doctrina de su Política de Dios....


1 comentario:

  1. Don Pablo, ahí estudié yo mi bachillerato, en el San Isidro y como Quevedo estudié allí mi primer y último latín, del que apenas recuerdo nada. Sin duda allí Don Francisco aprovecho los estudios mejor que yo.
    Recuerdo el pozo en medio del claustro y la biblioteca magnifica que tenía toda de madera noble(parecía que estabas metido en un Arca de Noé). También recuerdo a los profesores excelentes que teníamos. Luego en la universidad encontré profes suficientes, bienes y algunos notables, pero no como los de San Isidro.
    Gracias por recordarme de nuevo a Don Francisco y hacerlo desde el Colegio Imperial.

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