el día que me quieras
un tango cantaré
por ahora son boleros son boleros
al dedillo me sé las elegías
de brines la blasfemias de panero
la decadencia de darío y el truco
para hacer versos sin que nada sea
estridente verdad ni muy ingenioso
y que la gracia se columpie fácil
y sutilmente sin que nunca alcance
a decir lluvia o cuerpo o tierra
sin que se atreva al largo largo viaje
de tus piernas debajo de la falda
allí donde reposa mi pasión
en las redes prendida de tu vello
que podría azotar con azucenas
y luego irme contigo a tomar algo
tranquilamente cerca a un bar de tapas
como si no se hubiera interrumpido
el ciclo absurdo de la sensatez
con la revolución de tantas flores
desmayadas y rotas en tu piel
olorosas quebradas en la mía
esparcidas por todos los rincones
de la casa feliz iluminada
porque finalmente hemos comprendido
cuál era su misión en este siglo
pacato que degrada lo que lleva
y así se olvida de las azucenas
ajadas por alberti y juan de yepes
por el perfil docente de espinosa....
hasta llegar a herir la curva inmensa
de tus muslos mi amor que me has prohibido
que te lo diga en versos tan sinceros
que no me queda otro remedio ahora
que acabar y poner las blancas flores
en un jarrón al lado de la cama
con su poco de azúcar que no se ajen
mientras nos llega la revolución
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